Convocan a un millón. Un soldado egipcio dispara al aire para dispersar a los egipcios que se concentran en la plaza Tahrir, el corazón de El Cairo. El Ejército prometió no intervenir si la protesta es pacífica.
Las fuerzas armadas egipcias dijeron ayer que no dispararán a protestas pacíficas y que reconocen "la legitimidad de las exigencias del pueblo", un día antes de una marcha en que se busca reunir a un millón de personas para exigir la salida del presidente Hosni Mubarak.
La declaración militar fue una nueva señal de que el ejército está dispuesto a dejar continuar las protestas siempre y cuando sigan siendo pacíficas, incluso si terminan con la salida del mandatario. Si el presidente de 82 años, ex comandante de la fuerza aérea, pierde el apoyo militar, ello le propinaría un golpe definitivo.
NUEVO GABINETE
Por la mañana Mubarak había tomado juramento a un nuevo gabinete que no incluía a su odiado ex ministro del Interior, a cargo de las fuerzas de seguridad, pero la medida fue rechazada en las calles y en Estados Unidos, el principal aliado del presidente.
En la plaza Tahrir (Liberación), el epicentro de las protestas, más de diez mil personas corearon su exigencia de que Mubarak deje el poder tras tres décadas de autoritarismo. "No queremos que la vida vuelva a la normalidad hasta que Mubarak se vaya", dijo Israa Abdel-Fattah, fundador del Grupo 6 de Abril, integrado por jóvenes que quieren una reforma democrática.
URGEN ACCIONES: EU
El vocero de la Casa Blanca Robert Gibbs dijo que la crisis egipcia requiere acciones y no nombramientos.
Una coalición de grupos opositores convocó a una marcha de un millón de personas en El Cairo para hoy y exigir la salida del presidente, y muchos manifestantes pedían salir de la plaza Tahrir para avanzar hacia uno de los palacios presidenciales. Durante varios días las fuerzas armadas permitieron las manifestaciones, pero sólo en la plaza.
En ésta, rodeada de tanques y alambres de púas, los manifestantes se mostraban alegres y decididos y muchos se sumaban a pesar del toque de queda que comienza a las 3 de la tarde. Se escuchaba música y algunos distribuían comida a los demás.
Jóvenes se trepaban a los postes de luz con banderas egipcias y carteles que decían: "Vete Mubarak". Los disidentes culpan al presidente por la pobreza, la inflación y la represión de tres décadas.
La declaración militar dejó entrever que el Ejército podría permitir a los manifestantes salir de la plaza el martes, siempre que la protesta sea pacífica.
El vocero Ismail Etman dijo que las fuerzas armadas están "conscientes de la legitimidad de las exigencias del pueblo y preocupadas por cumplir su responsabilidad de proteger a la nación y sus ciudadanos".
Las fuerzas armadas "no usaron ni usarán la fuerza contra la población", agregó, y dijo que "la libertad de expresión pacífica está garantizada para todos".
Etman aclaró, sin embargo, que los manifestantes deben evitar daños a la propiedad y "cualquier acto que desestabilice la seguridad del país".
Los saqueos, robos e incendios intencionales del viernes y sábado parecían haberse calmado, luego que la Policía volvió a las calles. También había grupos de vecinos armados con palos y machetes que custodiaban sus barrios.
CIUDAD VARADA
Gran parte de El Cairo estuvo paralizada, pues los bancos, las escuelas y la bolsa de valores continuaban cerrados. Tampoco hubo servicios de trenes, lo que despertó sospechas de que el gobierno intenta evitar que la población de las provincias viaje a protestar a la capital. El acceso a Internet seguía desactivado por cuarto día seguido. La gente formaba largas filas para comprar pan.
La crisis ya dejó al menos 97 muertos y miles de heridos, según la cuenta oficial, pero los relatos de testigos de todo el país indicaban que la cifra real era mucho mayor.
El presidente estadounidense Barack Obama habló con los líderes de Gran Bretaña, Turquía, Israel y Arabia Saudí durante el fin de semana, dijo la Casa Blanca, y expresó su deseo de una transición ordenada a un gobierno más receptivo.
La Unión Europea instó a una transición pacífica.
Mubarak se vio cansado al tomar juramento al nuevo gabinete, en lo que pareció un intento de mostrarse receptivo a la furia popular. El cambio más importante fue la designación de un general jubilado de la Policía, Mahmud Wagdi, en lugar del ministro del Interior Habib El-Adly, criticado por los manifestantes por la brutalidad de las fuerzas de seguridad.
El mandatario eliminó a varios prominentes empresarios que ocuparon cargos económicos y que habían diseñado las políticas económicas liberales de las últimas décadas. Muchos egipcios se oponían a la influencia de los magnates, aliados cercanos del hijo del presidente, Gamal Mubarak, visto desde hace mucho tiempo como su eventual heredero.
Mubarak retuvo a quien ha sido su ministro de Defensa desde hace mucho tiempo, Hussein Tantawi y a su ministro de Asuntos Exteriores, Ahmed Abul Gheit.
El líder reformista Mohamad ElBaradei, ex director de la agencia nuclear de la Organización de las Naciones Unidas, logró darle vigor a la oposición al volver al país el año pasado, pero la Hermandad sigue siendo el movimiento disidente más grande del país.
El dilema moral de EU con Egipto
Como ocurrió con Irán hace 30 años, los líderes de Estados Unidos se enfrentan a un dilema moral entre las exigencias de Washington de más democracia y acercamientos estratégicos con regímenes dictatoriales, vistos como fundamentales en un mundo cada vez más complejo, especialmente en el Oriente Medio.
El caos en Egipto, y sus potenciales consecuencias para la política de Estados Unidos en la región, era inevitable. Mensajes diplomáticos distribuidos recientemente por WikiLeaks mostraban que Washington sabía de los crecientes problemas que enfrentaba en su relación con el régimen del presidente Hosni Mubarak y sus tres décadas de mando férreo. Igualmente, otros aliados de Estados Unidos en el Oriente Medio siguen atentos a su manejo de la situación en Egipto, buscando señales de lo que podría depararles en el futuro.
Por esa razón, funcionarios estadounidenses se han esforzado por tratar de caminar -diplomáticamente hablando- entre Mubarak, un viejo amigo y gran aliado en el mundo árabe, y los manifestantes que tomaron las calles en protestas que amenazan con sacarlo del poder.
Tanto el Departamento de Estado como la Casa Blanca, aparentemente frustrados con Mubarak, empezaron a discutir con prontitud la semana pasada sobre el futuro de los 1,500 millones de dólares anuales que Estados Unidos envía en ayuda económica y militar a Egipto.
La suma es apenas menor que la otorgada a Israel, una práctica que se remonta al tratado de paz de 1979 entre los dos vecinos que fue mediado por Washington.
Esa frustración ya había quedado registrada en un reporte de la embajadora estadounidense en Egipto, Margaret Scobey, al general David Petraeus a finales de 2008, antes de que se encontrara con Mubarak. Petraeus era en ese entonces el jefe del comando central de Estados Unidos.
"Ahora Mubarak hace poca pretensión pública de promover una visión de cambio democrático. Un desafío actual sigue siendo el balancear nuestros intereses de seguridad con nuestros esfuerzos de promoción de la democracia", escribió la diplomática, según un documento hecho público por WikiLeaks, el cibersitio enfocado en la filtración de información secreta.
La situación es similar a la reportada en las misivas diplomáticas sobre Túnez, donde una rebelión popular forzó la salida del presidente Zine El Abidine Ben Ali dos semanas atrás, luego de protestas callejeras violentas. Las protestas ocurrieron luego que WikiLeaks revelara que diplomáticos se sentían repugnados por la avaricia del régimen.
Al mismo tiempo, los reportes generalmente muestran una gran diferencia entre la realidad en el terreno y la política estadounidense oficial.
10
MIL
Personas se reunieron ayer en la plaza principal de El Cairo.
MILLÓN
De egipcios buscan juntar
Hoy en la gran protesta.
79
PERSONAS
Han muerto en estos días de protestas en Egipto.
Miles contra el gobierno
Las marchas y manifestaciones se han intensificado.