Lo común es que nuestros gobernantes veneren la varilla y el cemento aunque con ello ultrajen pasado y arrasen futuro.
Puebla le entró al urbanismo salvaje. Para celebrar el 150 aniversario de la Batalla de Puebla el gobernador Rafael Moreno Valle decidió construir el Viaducto Zaragoza: en tres kilómetros y medio se gastará 486 millones de pesos (cálculo inicial). Quiere inaugurarlo el 5 de mayo de 2012.
Vecinos y académicos se unieron en el movimiento "La otra Batalla del 5 de mayo". Protestan por la opacidad del proyecto, lo incompleto del expediente técnico y la falta de información sobre los impactos ambientales, económicos, sociales y culturales de la construcción. Ilusos, quieren que la racionalidad y la civilidad regule su herencia histórica y su vida diaria, y se rehusan a rendir tributo a su majestad el coche.
Como el Viaducto desembocará en el Centro, ven amenazada la traza renacentista. Les preocupa que Puebla pierda el nombramiento que tiene desde 1987 como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Tienen como modelo negativo a Dresden, Alemania que perdió el galardón en 2007; la UNESCO se lo retiró por construir un puente vehicular que obstruye la vista del Valle del Elba.
El gobernador Moreno Valle tardó poco en descalificarlos con gran rudeza: "hay pequeños grupos de presión que, por alguna razón, quieren oponerse al desarrollo de Puebla [...] Si alguien cree que va a poder, a través de la presión, detener el crecimiento y desarrollo de Puebla, les digo que están equivocados, que se equivocaron de gobernador porque conmigo se van a enfrentar".
En lugar de amenazar, Moreno Valle debería informar para cumplir con la promesa que firmó el 14 de julio de 2010: su gobierno, dijo, sería "eficaz, transparente y justo". Un año después defiende una obra típica del urbanismo depredador y salvaje: es cara, de dudosa utilidad y es profundamente opaca, además de no haberse consultado con la ciudadanía interesada.
En la página de Internet del Gobierno poblano sólo aparece, y después de mucho buscar, una Ficha Técnica con 118 palabras ¡para una obra de 486 millones de pesos! Estamos ante una "nini" urbanística: ni en el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2017 ni en la página electrónica del Gobierno Estatal aparece información que la justifique.
Si la obra avanza a marchas forzadas es porque la dependencia con autoridad para frenarla se hace la desentendida. Para una funcionaria de Comunicación Social del Gobierno Estatal "no necesita permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia" (entrevista telefónica) con lo que se confirmaría la falta de autorización. Un perito de la delegación Puebla del INAH declaró que esa dependencia apenas está evaluando si avala o no el Viaducto. Cuando se decidan tal vez sea demasiado tarde.
Moreno Valle llegó al cargo en 2010 por una alianza del PAN, el PRD, el PANAL y Convergencia. Hoy ninguna dirigencia partidista opina sobre el Viaducto; sólo lo hizo Leticia Quezada, diputada federal de la corriente Bejarano-Padierna, quien presentó un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente. La opinión más articulada ha sido ¡la del PRI poblano!: "Una obra de esta magnitud debe tener todos los permisos que establece la ley", declararon para luego hacer un llamado a despejar las dudas transparentando el "proyecto ejecutivo" y terminar rechazando "politizar esta obra" (jamás he entendido ese llamado en boca de quienes todo lo politizan).
Sobre los opositores ha caído la aplanadora construida por gobernantes y empresarios nacionales y extranjeros (el Viaducto lo construyen GH Anderl Construction and Consulting, S.A. de C.V., Construcciones y Desarrollos Inmobiliarios Santa Feé, S.A. de C.).
El 31 de julio los inconformes hicieron una clausura simbólica y en la obra encontraron a un ingeniero francés "alto y corpulento, portador de un casco impecable [y de] gafas oscuras de diseño" que exigía a los policías, en un español más o menos rudimentario, "¡quítenlas de aquí porque yo tengo permisos para excavar!".
Se refería a la antropóloga que impedía el avance de un trascabo mientras gritaba "¡enséñeme los permisos!" y a la historiadora del arte quien cantaba La Marsellesa, el himno nacional francés. Empezó con el "Allons enfants de la Patrie" y recalcó cada sílaba cuando llegó a la belicosa frase "Aux armes, citoyens", "¡A las armas, ciudadanos!" (Martín Hernández Alcántara en La Jornada de Oriente, 1º de agosto de 2011).
Es más apropiado llamar "¡A las escuelas de idiomas, mexicanos!"; llegan tantos extranjeros a expoliarnos en la construcción, la minería y la banca que tendremos que protestar en varios idiomas. Por otro lado, si "afoxarse" es sinónimo de claudicación, entristece observar el "afoxamiento" de un gobernador que se comprometió a ser diferente.
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Rodrigo Peña González hizo el trabajo de campo y recopiló y sistematizó la información. Luz Ramírez González estableció paralelismos con otras ciudades.