"La izquierda dividida
Sólo iría al precipicio."
Marcelo Ebrard
No fue una gran sorpresa. Andrés Manuel López Obrador aparecía como el candidato puntero de la izquierda en varias encuestas divulgadas. Entre la población en general Consulta Mitofsky colocaba en octubre a López Obrador adelante por 31 contra 27 por ciento de Marcelo Ebrard. Andrés Manuel era, por otra parte, el claro favorito entre los simpatizantes de la izquierda: 71 contra 18 por ciento.
Esta popularidad no se construyó de forma gratuita. Es consecuencia en parte de que López Obrador es el único aspirante que ha tenido presencia sistemática en spots de radio y televisión desde hace años. El Partido del Trabajo le ha donado sus tiempos de medios para permitirle una larga campaña de promoción personal. Incluso anuncios como el del Tata, Jorge Arvizu, retirado después de varas semanas por violar la ley electoral, simplemente fue modificado ligeramente y regresado de inmediato al aire.
Marcelo Ebrard se benefició de la cobertura de medios que recae de forma automática en un jefe de gobierno. Pero los mensajes no eran tan directos ni tan intensos como los de los tiempos públicos del PT. "Estaríamos mejor con López Obrador" es una frase más conocida que la de cualquier campaña de publicidad comercial de los últimos años.
El tiempo de medios del que se han apropiado los partidos políticos es tan grande que aun el que tiene un partido pequeño, como el PT, puede tener consecuencias enormes si se dedica a ayudar a un candidato en particular. La ley electoral se hizo supuestamente para dar equidad a aspirantes y partidos, pero en realidad cargó los dados a favor de Andrés Manuel.
Para la unidad de los partidos de izquierda el triunfo de López Obrador era el mejor de los resultados posibles. Si bien Andrés Manuel se había comprometido a respetar el veredicto de las encuestas, muchos de sus simpatizantes ven con enorme desdén a Ebrard y seguramente le habrían puesto muchas piedras en el camino. Es difícil pensar en un Martí Batres o en un Gerardo Fernández Noroña trabajando para Ebrard. López Obrador, en cambio, es una figura que permite mantener una razonable unidad de la izquierda.
El gran problema de Andrés Manuel es que la elección se decidirá no entre los simpatizantes de la izquierda sino entre la población en general. López Obrador es el candidato más familiar: lo conoce el 96 por ciento de la población contra el 94 por ciento de Enrique Peña Nieto, el 66 por ciento de Josefina Vázquez Mota o el 38 por ciento de Ernesto Cordero.
López Obrador ha hecho esfuerzos en este 2011 para presentarse ante el público como un político más moderado, pero es el aspirante con mayor carga de opinión negativa. Los recuerdos de 2006, y el prolongado bloqueo del Paseo de la Reforma y el Centro Histórico de la Ciudad de México, no se olvidan fácilmente.
Según la encuesta de octubre de Consulta Mitofsky López Obrador quedaría en tercer lugar en una elección con los factores que prevalecían el mes pasado. El priista Peña Nieto es el claro favorito, con el 47 por ciento de las preferencias. Josefina Vázquez Mota estaría en segundo lugar, con 18.5 por ciento, pese a ser mucho menos conocida que sus contendientes. López Obrador alcanzaría apenas el 15.5 por ciento.
Claro que falta mucho para la elección del primero de julio de 2012. De hecho, la ley electoral dice que las precampañas no pueden empezar antes del 18 de diciembre de este año y las campañas no antes del primero de marzo de 2012. O... no me diga usted que ya empezaron las campañas.
Silvano Aureoles quedó en tercer lugar en las elecciones para gobernador de Michoacán con 28.88 por ciento de los votos según el PREP. Los candidatos a diputados del PRD, el PT y Movimiento Ciudadano, sin embargo, acumularon el 31.92 por ciento, bastante más que el 27.77 por ciento de los candidatos del PAN. Esto sugiere que el problema de la izquierda en la elección para gobernador fue el candidato.