La mayoría de mis amigos son personas inteligentes y con sentido del humor. Están llenos de anécdotas que van guardando en su memoria y en el momento más propicio hacen uso de ellas.
Yo suelo recogerlas y guardarlas para contarlas a su debido tiempo, porque siempre resultan útiles para plasmarlas en estos escritos.
Así recuerdo ahora, cómo uno de esos amigos, estaba sumamente indignado porque Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, había llamada pendejo a Vicente Fox. Mi amigo estaba verdaderamente indignado, lo cuál me llamó poderosamente la atención, más sabiendo que Fox no era santo de su devoción.
Cuando le pregunté el porqué se indignaba tanto de algo que muchos mexicanos solían decir del entonces presidente, me respondió:
"Bueno, es cierto que es un pendejo; pero es nuestro pendejo y me indigna que un extranjero venga a decirle lo que sólo podemos decirle los mexicanos".
Y tenía toda la razón y eso mismo pensé cuando leí las declaraciones de Fernando Vellejo, al recibir el premio de la FIL de este año. El escritor se dejó caer contra Fox, Calderón, el PRI y el PRD. Si bien no dijo nada que no hayamos dicho los mexicanos, lo cierto es que no es agradable que un colombiano nacionalizado mexicano venga a despotricar contra nuestras instituciones y menos si es el país que le otorgó una nacionalidad para que pudiera vivir aquí y desarrollarse.
Alguna vez Carlos Monsiváis dijo de él (de Vallejo) que era: "Un pastelito envenenado" y debe haber tenido razón, porque a mí me pareció más bien una florecilla envenenada, casi carnívora, cuyo protagonismo y excentricidades están fuera de toda discusión.
Por cierto y dicho sea de paso, que Feria del Libro tan maravillosa tiene la ciudad de Guadalajara, no en balde es la tercera más importante del mundo, después de Alemania y España. Y también vale la pena mencionar que en esa ciudad hay excelentes restaurantes y hasta una "Bodeguita del Medio" como la de La Habana, en donde un conjunto cubano le pone sabor a la noche como sólo ellos saben hacerlo.
Pero volviendo a las anécdotas, un amigo mío contó públicamente una que me pareció maravillosa.
Nos contó que él tenía un tío abuelo que vivía en Rocita, Coahuila, hasta donde fui invitado por mi amigo Ismael, para presentar un libro.
Ahí escuché cómo mi amigo contaba que su tío abuelo, que tenía un puesto en el mercado de esa ciudad, un día se sorprendió porque llegó mi amigo a visitarlo, aunque el tío no lo recordaba, pero como llegó acompañado del alcalde de la ciudad que le hizo favor de llevarlo, cuando mi amigo se identificó con él, el tío le preguntó:
"¿Pos' entonces tú a qué te dedicas?"...
"Soy diputado local--- le respondió".
"Achis pos' serás muy fregón, m'ijo, pa' que traigas al alcalde de chofer"-le espetó el tío.
Y contó que un día la mamá de mi amigo llegó a la casa del tío para inyectar a un niño enfermo y amablemente saludó:
"Buenos días" --- Pero sólo el tío le respondió, la esposa del tío se hizo la sorda, por lo que la mamá insistió:
"Buenos días" --- Y de nueva cuenta no obtuvo respuesta, por lo que el tío le dijo:
"No le hagas caso está enojada, porque me le desaparecí 15 días y el niño estaba enfermo y no tenía pa' las medicinas".
"Pero ella debe de entender que ya llegué y ya todo se está solucionando",--- "Pero además, está también enojada porque yo andaba con la otra y ella no quiere entender que la otra es más joven, me baña y me da de comer en la boca. Y yo que soy un hombre "poco pasiao, pos' me dejo querer".
Desde aquel día, dice mi amigo que a ese tío abuelo se le conocía en la familia como: "el Poco Pasiao", apodo que a me juicio es genial.
De ese tipo son las anécdotas que uno suele recoger en el camino para luego contarlas más delante como lo hago ahora.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".
