Anestesia: zona de miedo
Saber que se tendrá contacto con la anestesia suele causar temor en muchas personas, pues de inmediato piensan en las complicaciones que pueden enfrentar, luego de años de escuchar que numerosos pacientes no resisten el uso de la sustancia sedante. Sin embargo, la probabilidad de morir por el anestésico es muy baja.
El miedo a la anestesia que experimentan quienes se someterán a alguna operación quirúrgica, por pequeña que ésta sea, es muy normal. El temor se genera por los antecedentes que se tienen de las complicaciones provocadas por los fármacos anestésicos, las cuales hace casi 50 años eran mayores a las que pueden ocurrir en la actualidad. Antes era relativamente común escuchar que algún conocido “no aguantó la anestesia”.
El Médico Anestesiólogo Daniel Mora reconoce que en la aplicación de la anestesia siempre existirá el riesgo de sufrir un accidente adverso. Sin embargo enfatiza que en una persona joven, sin ningún tipo de padecimiento y que no sea alérgica a ningún medicamento, la probabilidad de presentar un problema con el anestésico, y que éste le ocasione la muerte, es apenas de una en 200 mil.
El peligro de enfrentar algún inconveniente se incrementa por cuestiones como la edad, la obesidad, la hipersensibilidad a la droga, cirugías previas, tabaquismo o etilismo. “Son muchos factores los que intervienen, de ahí la importancia de una valoración preanestésica”, comenta el galeno.
CLASES DE ANESTESIA
La anestesia se define como un acto médico controlado en el que se utilizan fármacos para bloquear la sensibilidad táctil y dolorosa de un paciente, ya sea en parte del cuerpo o en su totalidad, y con o sin compromiso de conciencia.
El Doctor Mora expone que hay varios tipos de anestesia, entre ellos la local, que sólo elimina la sensibilidad dolorosa de una determinada zona del cuerpo -usualmente la piel.
La locorregional es aquella que suspende la sensibilidad de uno o varios miembros, y a su vez se subdivide en tres clases. La primera es la troncular, que se enfoca en un nervio o plexo nervioso. La segunda es la neuroaxial, la cual bloquea el impulso doloroso a nivel de la médula espinal; puede ser epidural, si se introduce el anestésico en las proximidades de la médula (en el espacio epidural) sin perforar la duramadre (membrana envolvente del sistema nervioso central); o intradural, que sí atraviesa la duramadre y la aracnoides. La tercera anestesia locorregional es la regional intravenosa.
Por último tenemos la anestesia general, la cual produce un estado de inconciencia mediante la administración de fármacos hipnóticos vía intravenosa o bien inhalada.
Las principales sustancias empleadas en la anestesia general son: propofol, tiopental, etomidato, midazolam y ketamina (vía intravenosa), halotano, isoflurano, desflurano, sevoflurano y óxido nitroso (vía respiratoria).
También existen los llamados analgésicos mayores: opioides naturales como la morfina; o sintéticos, entre ellos el fentanilo, la meperidina, el alfentanilo y el remifentanilo. Asimismo, en ocasiones se recurre a benzodiacepinas, anticolinérgicos como la atropina, o anticolinesterásicos como la neostigmina.
Además del químico elegido, lo más importante para la seguridad del paciente es la capacidad del anestesiólogo que lo acompañe durante todo el proceso quirúrgico, para atender cualquier contratiempo.
POR QUÉ SÍ, POR QUÉ NO
Antes era habitual escuchar que tal o cual individuo no era candidato a operarse “por algo de la anestesia”. El Doctor Mora explica que en la actualidad son pocos los pacientes que se descartan para una cirugía debido al procedimiento anestésico, pues se valoran los beneficios que les dará someterlos a la intervención. “Si le va a brindar una mejor calidad de vida a la persona, se prepara días antes de la operación y se mejoran sus condiciones generales”, expresa Mora.
Los casos que muy probablemente se excluyan son los de enfermos terminales. “Si sabemos que su sobrevida es de un mes, entonces ¿qué calidad de vida le podemos mejorar?”, comenta el anestesiólogo con más de 35 años de experiencia.
¿PELIGRO DE MUERTE?
El Doctor Mora admite la presencia de un riesgo en cualquier cirugía en la que se empleen anestésicos, pero reitera que la probabilidad de fallecimiento es muy baja. Quienes están más expuestos a una contingencia son aquellos que ingresan al quirófano con una patología, “por ejemplo pacientes coronarios que han sufrido un infarto, o bien los hipertensos, los diabéticos, los muy obesos y quienes tienen antecedentes alérgicos a fármacos. En ellos la posibilidad de muerte es mayor que en alguien sano”, recalca Mora. No obstante, remarca que la gente no fallece en sí por el contacto directo con los anestésicos, sino por las complicaciones que le pueden ocasionar las afecciones que padezca.
Antes de cualquier contacto con la anestesia, el médico a cargo debe informar al paciente sobre el procedimiento y los riesgos que podría implicar. En términos generales, la única contraindicación a considerar es asegurarse de no utilizar un medicamento que previamente haya causado hipersensibilidad. Desde luego, la persona debe sentirse en libertad de externarle al anestesiólogo cualquier duda o inquietud que tenga respecto a la función y los efectos de la sustancia sedante.
Recuerde que cuando se está en buenas manos, en la sala de cirugía no existe un peligro mayor al que se corre mientras va por la calle o está descansando en su hogar.
Correo-e: amiranda@elsiglodetorreon.com.mx
Fuente: Médico Anestesiólogo Daniel Mora, ex presidente de la Federación Mexicana de Anestesiología.