Rory McIlroy iniciará la última jornada del Masters con una ventaja de cuatro golpes luego de terminar el sábado la tercera ronda con 70, dos bajo el par, en una tarde calurosa en el Augusta National. El argentino Ángel Cabrera, campeón del Masters 2009, quedó segundo junto a tres golfistas más.
McIlroy estuvo lejos de un nivel espectacular en los primeros nueve hoyos —un birdie en el cuarto, un bogey en el quinto—, pero ninguno de sus perseguidores más cercanos logró avanzar mucho. Cuando consiguió un birdie de más de ocho metros (25 pies) en el 17, se aseguró una ventaja amplia para arrancar la ronda final.
El norirlandés de 21 años ha estado primero todos los días y arrancará con su diferencia más grande hasta ahora, al registrar un total de 204 golpes, 12 bajo par.
“Me siento bien, es una gran posición en la cual estar”, dijo McIlroy. “Me mantuve muy paciente hoy. Estoy muy contento con la manera en que respeté mi plan de juego y con cómo resultó”.
Cabrera tuvo una ronda de 67 golpes, cinco bajo par, para sumar 208 junto al sudafricano Charl Schwartzel (68), el sudcoreano K.J. Choi (71) y el australiano Jason Day.
Day, de 23 años y novato en el Masters, tuvo brevemente el liderato con birdies en tres de los primeros cinco hoyos para colocarse en 11 bajo par. Pero con tres putts en el sexto hoyo, par tres, tuvo su primer bogey desde el jueves. Otro bogey en el séptimo le costó la cima en las posiciones y terminó la jornada con 72.
Tiger Woods se pasó la tarde insultándose a sí mismo, ya que fue para atrás a la hora de avanzar.
Luego de una brillante tarjeta de 66 golpes el viernes, terminó con 74 y quedó a una enorme distancia de siete golpes del liderato. En el último hoyo falló un tiro de menos de dos metros (cinco pies) que le hubiera permitido salvar el par.
Aunque ese tiro fue malo, no fue el peor del ex número uno. Tuvo uno de 60 centímetros (dos pies) que pasó por el borde del hoyo 11. Y uno de un metro (tres pies) que se fue ancho en el 15 le arruinó un birdie luego de un brillante golpe combado para evitar los pinos. “Simplemente no logré nada”, se lamentó Woods.