Ansiedad pura
Mantener un buen ritmo en la vida implica la presencia de tensión física y psicológica además de múltiples preocupaciones, las cuales permanecen dentro de un rango saludable. No obstante, la aparición de una intranquilidad excesiva nos pone en riesgo ante la ansiedad.
La persona siente que su respiración y sus latidos se agitan sin razón aparente. O quizá no puede dejar de morderse los nudillos, auque los nota tan enrojecidos que parecen a punto de sangrar. Tal vez se ha terminado una cajetilla de cigarros en menos de mediodía -mucho más de lo que fuma normalmente-, o ha pasado lo que va del día dando vueltas a la máquina de golosinas porque siente una imperiosa necesidad de comer. El motivo: ansiedad, que a la vez se presenta por una falta de adaptación a las circunstancias que se presentan.
La existencia exige del que vive, calidad. Toda planta y animal se entrega diariamente a la construcción de lo mejor desde sus propios recursos y los del medio en que se desenvuelve, enfrentando adversidades y disfrutando satisfactores. El instinto de supervivencia exige su parte a cada uno, sin posibilidad de negociación alguna. Maturana (2004), biólogo chileno doctorado en Harvard, identifica dos mecanismos para que la vida mantenga su vigencia: la autopoiesis, es decir la producción biológica de sí mismo a partir de la fidelidad a la información genética (para que el lobo sea lobo y Juan sea Juan); y la adaptación como la transformación integral que permite ser en y con el entorno. Adaptarse implica entre otros factores decidir considerando las opciones y el nivel de urgencia que el momento arroje sobre el individuo.
Indiscutiblemente se requiere de una tensión básica para mantener funcionando al organismo. Sin embargo, es fundamental distinguir cuándo ésta se sale de proporción, dando paso a la ansiedad, que se manifiesta de manera gradual, como explicaremos a continuación.
LUZ VERDE: LA TENSIÓN
La tensión normal es necesaria y bienvenida para todo tipo de actividad, sea dormir o vacacionar, disfrutar de la final del fútbol o una emocionante película. Es recomendable diseñar la existencia con la calidad suficiente para conseguir el predominio de la perspectiva optimista sobre la pesimista, disfrutar de sus actividades, enfrentarla como reto en la solución de problemas y cerrar todos sus ciclos en la satisfacción y el cansancio. Así se conecta con el día siguiente y se mantiene un círculo virtuoso a lo largo de los meses y los años.
Nuestra tensión suele pasar desapercibida pero ahí está, en cada uno, y aparece en los momentos especiales como el encuentro con el ser amado o el acto de contestar un examen. Es importante reconocerla en su grado normal como una aliada, un factor que nos dispone para la cotidianeidad y regalo suficiente para ir de una satisfacción a otra. Se trata de mantener la perspectiva adecuada para poner cada cosa en su lugar.
Ver una dificultad donde no la hay implica un desgaste innecesario en todos los sentidos. Hasta la tensión necesita administrarse, pues no es negocio tirar lo que hace falta. En este primer punto no se requiere de una psicoterapia, y cuando la persona insiste en buscar ayuda profesional, el acompañamiento psicológico está centrado en la orientación para dar sentido a la vida y encontrar el camino perdido.
LUZ AMARILLA: EL ESTRÉS
Así como una sobrecarga en las líneas de transmisión eléctrica puede ocasionar daños en aparatos domésticos y en equipos industriales, un exceso de tensión pone al individuo en riesgo de quebrar su equilibrio emocional y físico. El estrés aparece cuando la citada tensión saludable es sobrepasada por un evento extraordinario (situación aguda) o por una realidad continua (condición crónica). Está asociado a emociones negativas, que se manifiestan en sensaciones como el dolor y el llanto, y sentimientos que suelen resultar desagradables, como el enojo, la frustración y la tristeza. Su aparición incrementa el consumo de recursos personales y su permanencia amenaza la calidad de vida de cualquier sujeto. Todo desbordamiento, tanto físico como psicológico, se manifiesta como señal de advertencia y atención, por ejemplo en la alteración de los hábitos alimentarios (la persona come en exceso aun sin apetito), laborales (con dificultad para la concentración), de sueño (enfrentando insomnio), o la adopción de hábitos nocivos (morderse las uñas, rascarse sin motivo alguna zona corporal, etcétera).
El estrés se ubica en el área intermedia y dependiendo de sus características, puede llevar a la persona de regreso a la tensión o empujarla a la zona crítica de la ansiedad. El acompañamiento psicológico encuentra en este nivel el ejercicio de la psicoterapia. Tiene por objetivo reparar las áreas dañadas en el menor tiempo posible y con la calidad que permita continuar la existencia sin retrocesos y con el mínimo de recaídas.
LUZ ROJA: LA ANSIEDAD
La ansiedad es la condición no saludable donde el individuo pierde parcial o totalmente, gradual o súbitamente el control sobre su vida. Sus manifestaciones pueden ser a nivel cognitivo o fisiológico y suelen ser variadas: desde un ‘ataque’ de hambre injustificado, o una manera compulsiva de comer, hablar o fumar, hasta presentar sudoración, temblor, desmayo, miedo a perder el control o a morir, pensamientos recurrentes, comportamientos repetitivos, dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad y fatiga, entre muchos otros. El médico psiquiatra es el especialista en el dictamen clínico de los padecimientos mentales y en su regulación farmacológica. Su labor tiene por objetivo la recuperación del equilibrio entre las sustancias químicas del cerebro y la contención del daño, o en su caso de la restauración del funcionamiento mental saludable.
Y es que en ocasiones se formaliza la aparición de un trastorno mental. El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR, por las siglas en inglés para la versión actual), publicado por la Asociación Psiquiátrica Americana (2002), identifica las afecciones de ansiedad y detalla los criterios para su diagnóstico. Incluye la crisis de angustia, la agorafobia (miedo a los lugares y espacios públicos como las plazas y el transporte colectivo de pasajeros), el trastorno obsesivo-compulsivo, el causado por estrés postraumático y agudo, y el de ansiedad generalizada por enfermedad médica o inducido por sustancias.
Así, dependiendo del grado en que se encuentre la ansiedad, será el tipo de medicamentos, la dosis y la duración del tratamiento. Una vez que la persona reconquista el mínimo aceptable de estabilidad, se encuentra en condiciones de iniciar o reanudar el acompañamiento psicológico en su modalidad terapéutica.
PREVENIR ES LO MEJOR
El costo del apoyo psicológico o psiquiátrico es muy alto en comparación con la prevención en cada uno de los indicadores principales: esfuerzo, tiempo y dinero. Nada como cuidar el bienestar mientras se pueda, con el esmero y la dedicación que amerita un tesoro. Atender lo físico a través de una rutina saludable (buena alimentación, ejercicio regular, descanso suficiente, trabajo satisfactorio y ciclo vacacional completo), y lo psicológico mediante la realización del proyecto de vida (vínculo con la familia de origen, convivencia en pareja, vida social activa y acompañamiento de los hijos), son elementos preventivos de cualquier condición no saludable.
Toda experiencia que conlleve a la meditación y el descanso, como el ejercicio de la espiritualidad, el yoga, el Tai Chi, y del deporte como disciplina, disminuye los niveles de estrés, recobra la tensión normal y mantiene a raya la amenaza del trastorno de ansiedad.
Una diversión sana, dentro del límite que marca la prudencia, es otra forma de asegurar los frutos mencionados. Cada ser humano es responsable de relajarse, de meditar y descansar lo suficiente conforme a su medida. Lo mejor es conservar el rol protagónico en la propia existencia y la autoría al diseñar la historia personal. Cultivar una perspectiva positiva y optimista sin perder el aporte negativo y pesimista, permite mantener ‘los pies sobre la tierra’, valorar con mayor objetividad los sucesos y las opciones, y decidir con una calidad suficiente para vivir con satisfacción, aprendiendo del pasado, disfrutando el presente y cimentando el futuro. Es tarea para el adulto y herencia para los jóvenes y niños, pues toda edad implica un riesgo de trastorno, mismo que se incrementa cuando el entorno es amenazante, la red social es débil y los propios recursos psicológicos son bajos.
El paso de la tensión al estrés es ordinario y el regreso al grado saludable suele ser fácil en los primeros momentos del proceso. Cruzar del estrés a la ansiedad resulta extraordinario y sumamente peligroso ya desde los episodios iniciales. El salto cualitativo desde la tensión a la ansiedad no es sencillo ni recomendable. Los requisitos para formalizar una condición clínica son múltiples y complejos. Lo mejor es permanecer en la tensión y aceptar el estrés de cuando en cuando, como entrenamiento para las crisis y valoración de los buenos tiempos. Ante todo, es menester cuidarse de la ansiedad, que no es poca cosa.
Correo-e: juanmanuel.torres@iberotorreon.edu.mx
Estas tres señales distinguen al hombre superior: la virtud, que lo libra de la ansiedad; la sabiduría, que lo libra de la duda; y el valor, que lo libra del miedo.
Confucio, filósofo chino (551-479 a.C.)
En los momentos de ansiedad, no trates de razonar, pues tu razonamiento se volverá contra ti mismo; es mejor que intentes hacer esas elevaciones y flexiones de brazos que se enseñan ahora en todas las escuelas; el resultado te asombrará. Así, el profesor de Filosofía te enviará al de gimnasia.
Emile Chartier, ‘Alain’, filósofo francés (1868-1951)
Ninguna de las cosas humanas merece una gran ansiedad.
Platón, filósofo griego (429-347 a.C.)