Existen diferentes maneras de entender y aplicar la educación ambiental, no obstante, la mayoría coincide en la necesidad de contar con nuevos modelos pedagógicos que mejoren nuestra relación con la naturaleza. En este sentido, resulta de gran interés aplicar algunas de las características de la educación ambiental a la crisis del agua que actualmente padecemos y que nos está afectando a todos, aunque como siempre pasa, es mayor el impacto en aquellas personas que por su vulnerabilidad económica y social no tienen los recursos necesarios para amortiguar los efectos de la mencionada crisis.
Desde diferentes enfoques, la educación ambiental plantea reconocer el problema ambiental así como los factores y actores que lo forman. Como se nos ha informado, la parte más grave del problema lo tenemos en el valle principal de la Comarca, en donde la sobreexplotación del acuífero ha ocasionado la disminución de la calidad del agua principalmente por las elevadas concentraciones de arsénico que avanzan de manera verdaderamente alarmante, y por el deterioro de ecosistemas que están ocurriendo como consecuencia de la expansión agropecuaria. Es legítimo usar el agua en los negocios, sea en actividades agropecuarias, industriales o de servicios, sin embargo, es importante tener presente que se trata de un derecho económico de interés individual no de interés general o comunitario. De manera que si en estos casos el agua se utiliza de manera inadecuada dichos negocios serían ilegítimos, incluso ilegales, esto último lo señaló recientemente la Comisión Nacional del Agua, para los casos en los que se extrae del acuífero subterráneo una cantidad de agua mayor a la concesionada.
Otro factor importante que forma parte de este problema es la recarga de los acuíferos, sin duda se ha visto disminuida debido a la intervención y deterioro del Río Nazas, no obstante, es importante no olvidar que aun con las modificaciones mencionadas y otras como la sobreexplotación y cambio de uso del suelo de los bosques y pastizales, la cuenca según datos oficiales es capaz de recargar aproximadamente 508 millones de metros cúbicos por año, el problema entonces está en la extracción ya que anualmente se bombean 1010.8 millones de metros cúbicos de agua.
Los actores que forman parte del problema son desde luego los usuarios particulares que hacen uso del agua en sus actividades económicas, particularmente los del sector agropecuario que usan entre el 85 y 90% del agua que se extrae del acuífero, las dependencias e instituciones del sector público, Comisión del Agua en primer lugar, y la sociedad en general. Los productores de leche han demostrado gran habilidad como empresarios y han modernizado permanentemente su infraestructura y el uso de tecnologías, pero han olvidado casi por completo dos aspectos: el impacto ecológico de su actividad, que el agua, su principal recurso, no es inagotable, y que su actitud frente a esta situación tiene ahora en jaque a toda la población por el riesgo que significa para la salud pública las altas concentraciones de arsénico en el agua de las redes municipales.
La Comisión Nacional del Agua, tiene las atribuciones que se establecen en la Ley de Aguas Nacionales, su Reglamento, el Reglamento interior de la Semarnat y otras disposiciones. Dichas atribuciones se presentan en el artículo 9° de la Ley: formular el Programa Nacional Hidráulico, realizar acciones para el aprovechamiento integral del agua y la conservación de su calidad, expedir los títulos de concesión, asignación o permiso, promover el uso eficiente del agua y su conservación, impulsar una cultura del agua que considere a este elemento como un recurso vital y escaso. Acorde a estas atribuciones, está claro que la Comisión ha dejado mucho de hacer y que tendrá que jugar ahora mismo, un papel determinante no sólo en el camino de lograr un acuífero equilibrado sino el de su estabilización. Desde el enfoque de la Educación Ambiental, se trata de informar a las personas sobre las problemáticas ambientales y a desarrollar habilidades para resolverlos. Por otra parte, pone especial énfasis en la gestión sustentable de los recursos, que para el caso se trataría de la gestión del agua. Es un paradigma disponible para todos aquellos interesados en el desarrollo de habilidades de gestión ambiental y en el ecocivismo.