Sale a la venta el libro del Papa, ahora también en e-book. El texto de Joseph Ratzinger responde a las principales interrogantes en torno a Jesús. (EFE)
La segunda parte del libro de Benedicto XVI "Jesús de Nazaret", que va desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, desde hoy en las librerías de medio mundo, ha sido editado en siete idiomas, entre ellos español, y está disponible en la edición electrónica e-book.
El libro, de 396 páginas, consta de un prólogo del papa y está dividido en nueve capítulos (Entrada en Jerusalén y purificación del templo; Discurso escatológico de Jesús; El lavatorio de los pies; La oración sacerdotal de Jesús; La Última Cena; Getsemaní; El proceso de Jesús; Crucifixión y sepultura de Jesús; y La Resurrección de Jesús de entre los muertos).
El volumen concluye con la perspectiva "Subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre y de nuevo vendrá con gloria".
El volumen está editado por la Librería Editora Vaticana (LEV), que tiene todos los derechos de autor de Benedicto XVI, y del mismo se han puesto a la venta mil 200 ejemplares, correspondiente a siete ediciones (español, portugués, italiano, inglés, francés, alemán y polaco), según informó el director de la LEV, Giuseppe Costa.
En español son 100 mil, y en algunos idiomas también está disponible en libro electrónico (e-book).
El Papa Benedicto XVI advirtió hoy que ninguna potencia militar podrá establecer paz alguna, en el segundo tomo de su libro 'Jesús de Nazaret' que este día salió al mercado mundial en siete idiomas distintos.
En el texto, de 348 páginas, Joseph Ratzinger respondió a las principales interrogantes en torno a la figura de Cristo: ¿Por qué murió? ¿Por qué fue rechazado por los jefes religiosos de su tiempo? ¿Quién fue responsable de su muerte? ¿qué es la resurrección y qué significa para los cristianos?
'Con la potencia militar, por sí sola, no se puede establecer ninguna paz', advirtió el pontífice en el capítulo dedicado al interrogatorio de Poncio Pilatos y a la condena de Jesús por haber sostenido su estatus de rey de un reino no terreno.
Aclaró que, en su tiempo, Jesucristo defendió una realeza y una potestad totalmente diversas a las cuales estaban acostumbradas los gobernantes de aquella época.
'Si el poder, y precisamente el poder militar, es característico de la realeza, nada de eso se encuentra en Jesús. Por eso no existe, ni siquiera, una amenaza a los ordenamientos romanos. Ese reino no es violento, no dispone de legión alguna', escribió el Papa.
Añadió que Pilatos, al juzgar a Cristo, sabía que no era un delincuente, no constituía algún peligro político y, por lo tanto, debía dejarlo libre.
'Como prefecto él representaba el derecho romano en el cual se basaba la pax romana, la paz del imperio que abrazaba el mundo. Esta paz, por una parte, era asegurada mediante la potencia militar de Roma, pero con la potencia militar no se puede establecer ninguna paz', apuntó.
En ese mismo capítulo, el séptimo titulado 'El proceso de Jesús', Ratzinger apuntó que con su anuncio Cristo realizó una separación entre el ámbito político y el religioso, una separación que cambió el mundo y que verdaderamente marcó un nuevo camino.
En otro pasaje del libro reconoció que actualmente la Iglesia Católica es como una barca que 'tiene el viento de la historia en contra', que 'navega a través del océano agitado del tiempo' y que, a menudo, 'da la impresión que se va a hundir'.
Pero, aclaró, 'el Señor es presente y viene en el momento oportuno', puede 'subir en cualquier momento sobre la barca de nuestra vida' y por ello 'podemos siempre invocarlo y siempre estar seguros que él nos ve y nos siente'.
Benedicto XVI estableció que la Biblia muestra cómo la estructura jurídica de la Iglesia Católica es 'necesariamente masculina' pero que la 'forma completa' de la institución incluye a las mujeres, las cuales 'siempre le abren la puerta al Señor'.
Agregó que, en materia de encuentros, con Jesús 'las mujeres tuvieron un papel decisivo, aún más tienen la preeminencia con respecto a los hombres'.
'La resurrección de Jesús no consiste solamente en el milagro de un cadáver inanimado, porque si fuese así en última instancia no nos interesaría y no sería más importante de la reanimación, gracias a la habilidad de los médicos, de personas clínicamente muertas', indicó.