Enfermedad. Los pacientes con esquizofrenia tienen la sensibilidad a ‘flor de piel’, por lo que se les facilita la pintura.
MÉXICO, D.F.- María del Carmen Cortez Aquino egresó de La Esmeralda, institución famosa por generar artistas desde hace muchos años. Es pintora, escultora y lleva cinco años impartiendo clases a personas con esquizofrenia.
Por medio de un amigo supo que en la Asociación de Familiares y Amigos de Pacientes Esquizofrénicos (AFAPE) AC, requerían una maestra. "Pero yo pensaba que era para una casa de cultura; cuando llego, me entrevisto con Margarita (Saucedo Ortiz, directora general) y empezamos a platicar, y me dice que aquí los jóvenes son esquizofrénicos".
El shock, dice, la paralizó, pues reconoce, "mi panorama que me había hecho de qué bonito todo, cambió. Le dije es que yo no sabía. La palabra me impactó bastante".
A partir de eso su visión sobre el esquizofrénico empezó a cambiar. "Me dijo una sicóloga que los alumnos no eran especiales; las personas que están aquí son enfermos, ni distintos, ni de Marte, son en-fer-mos".
La artista plástica, asegura que "los alumnos tienen la sensibilidad a 'flor de piel'; que ellos son mucho más como un niño; a ellos no les preocupa si te vas a enojar, o si va él a quedar bien, no; son espontáneos al externar sus cosas que traen dentro. Sobre todo para la pintura es ideal porque ellos tienen un mundo sensible dentro suyo; un mundo que da vueltas que regularmente las personas 'normales', muchas veces no tenemos".
Margarita Saucedo Ortiz inició este proyecto a partir de que uno de sus hijos fue diagnosticado como esquizofrénico, de eso ya suman 16 años. "Empezó en 1987 a pensarse, cuando le dio a Ricardo la enfermedad. La familia desconocía el padecimiento. Ni siquiera había oído nombrar la palabra esquizofrenia".
Una vez formada la asociación, empezó a buscar la forma de cómo ayudar a otros con el mismo trastorno. Y se corre la voz.
Hoy por hoy, la AFAPE reúne entre 140 y 200 personas -familiares y pacientes en todo el país- quienes reciben ayuda sicológica, siquiátrica y talleres de pintura, escultura.
A través del tiempo la asociación, dirigida por Margarita Saucedo, se ha dado cuenta de que el contacto con el arte favorece a la rehabilitación del paciente, al tiempo que retrasa la parición de las crisis.
El sicólogo Ariel Monroy trabaja en esta asociación y explica que "el arte nos permite sublimar; esos impulsos que todos los seres humanos tenemos, ayuda a transmitir, de manera sana, haciendo una actividad constructiva, como la pintura".