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Asfixia

FEDERICO REYES HEROLES

Enanización, miopía, falta de grandeza. Uno de los costos mayores de los tiempos que vivimos es la pequeñez de metas, lo estrecho de los horizontes. Por supuesto que recuperar el control mínimo del territorio va primero. Por supuesto que sin seguridad ningún país es viable, pero eso es sólo el principio, el basamento. La construcción de una nación fuerte pasa también por el ánimo de saber lo que se es y lo que se puede ser. La lucha contra la violencia y por la seguridad es, en cualquier país, una discusión de oficio. Pero hoy en México hay el riesgo de ahogarnos en esa discusión en la que, además, no hay salidas fáciles. Es una trampa, si sólo hablamos de la violencia, estamos dejando de lado todo lo que nos une como nación y nos hace fuertes. Nos debilita en el peor momento. Un México fuerte exige no perder de vista los pilares que nos sostienen.

La tasa de homicidios dolosos por 100 mil habitantes se ha duplicado pero -como se ha repetido hasta el cansancio- no somos por mucho el peor caso en Latinoamérica. Ése es un flanco. El otro son los estragos del narcoterror que han generado una verdadera sicosis nacional. Seamos realistas, la recuperación de los niveles previos de homicidios -menos de 10- se llevará más vidas, requerirá recursos, esfuerzos legislativos, coordinación policiaca y tiempo. Ahí está la experiencia colombiana. Vencer la sicosis nacional demanda de una contra estrategia de los medios -que se está implementando- y de una revisión crítica de la fórmula de comunicación gubernamental. Todos estamos aprendiendo a lidiar con el monstruo del narcoterror. Pero también es muy importante recuperar la seguridad en nosotros mismos. Gane quien gane en el 2012 tendrá que enfrentar la violencia en las calles y el brutal daño que este episodio ha traído al estado de ánimo nacional. México estará allí en el 12 y en el 18 y en el 25. Más vale recordar lo que somos y podemos ser.

Comencemos por la población. En el Siglo XXI estamos viviendo un apasionante reacomodo de continentes y países. Los hay cuya población crece mucho, -Asía y algunos en África- otros que se han estabilizado -la mayoría de Latinoamérica y los industrializados- y los que decrecen como Japón, Rusia, España Italia. Todo indica que en ese reacomodo México quedará en onceavo lugar entre alrededor de 200 estados nación. Nada más por población México será muy importante. Con una ventaja, el crecimiento poblacional de México ya no es alto (alrededor del 1%) por lo cual habrá mayor bienestar. Aún si nuestra economía sigue creciendo mediocremente, nuestro ingreso per cápita podría rondar en el 2025 los 20 mil dólares, acercándonos a la media de la OCDE. Nada que ver con la pobreza de muchas naciones africanas ni con los niveles de India o China, por más que crezcan.

En la tercera década cerca del 90% de la población será urbana, lo cual facilita el surtimiento de servicios, electricidad, agua potable, drenaje, atención médica, educación, etc. Con las políticas de la última década el rezago en vivienda se está abatiendo. Eso también mejorará. La gran mayoría de los hogares serán de clase media y su equipamiento -lavadora, televisión, computadora, etc.- seguirá mejorando. La capacidad de consumo de los mexicanos seguirá incrementándose. El Fondo Monetario Internacional acaba de hacer nuevas proyecciones, para el 2016, que está a la vuelta, por paridad en poder de compra -el famoso ppp- México se situará en el décimo lugar del mundo. Nuestro PIB total será el quinceavo, descenderemos una posición como producto del ascenso de Corea del Sur con 48 sólo millones. Nos perseguirán Indonesia con un ingreso per cápita de la sexta parte del nuestro pero con alrededor de 230 millones de habitantes.

Tercer socio comercial de Estados Unidos y con un superávit cercano a los 80 mil millones de dólares producto del TLC, México tiene otros desafíos: aprender a venderles a China y Japón con quienes acumulamos un déficit de cerca de 40 mil millones. Nos gastamos en esos dos países la mitad de lo que ganamos con Estados Unidos. Ése si es un reto. Brasil, Argentina, Chile e incluso Perú están penetrando Asía. México puede lograrlo, pero lo primero es proponérselo y construir una agenda de mediano plazo. Debemos verlo como una gran oportunidad de acomodarnos bien en el reacomodo.

Por supuesto que los problemas están ahí: bajos niveles educativos y pésima calidad; caída en la productividad y niveles dramáticos de competitividad laboral; en los hechos quiebra en el sector de hidrocarburos; baja inversión en infraestructura; poca recaudación y un etcétera muy largo. Pero los obstáculos no deben impedir que pensemos en grande. El presidente lanzó la intención de ascender al quinto lugar mundial en turismo. Bien, trabajemos en ello. Lo que no podemos permitir es que la asfixia provocada por la violencia y terrorismo avance. Respirar es ser capaces de levantar la vista y recuperar los horizontes de México. Escapar a la asfixia es vital en la batalla.

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