Después de vigilar un pequeño fragmento espacial durante 11 horas, la NASA determinó ayer que no representaba un peligro para la Estación Espacial Internacional y sus tres residentes.
El comandante Dmitry Kondratyev y su tripulación estaban preparados para refugiarse en la cápsula rusa Soyuz, acoplada a la estación. Pero una hora antes del momento de mayor aproximación, el control de la misión les comunicó la buena noticia. El rastreo determinó que el fragmento de 15 centímetros pasaría a distancia segura del complejo en órbita.
"¿Eso significa que no tendremos que salir esta noche?", bromeó el astronauta italiano Paolo Nespoli. Agregó que había estado dispuesto a conseguir una pizza. "Bueno, la próxima vez", agregó.
El objeto en cuestión procede de un satélite chino que fue destruido deliberadamente en 2007 como parte de una prueba de armas. Los cálculos iniciales señalaron que pasaría dentro de unos 5 kilómetros de la estación orbital el jueves tarde.
El control de la misión ordenó a Kondratyev, Nespoli y la estadounidense Catherine Coleman que se prepararan para refugiarse en el Soyuz; no había tiempo suficiente para alejar la estación.