Inestabilidad política. Una protesta contra Estados Unidos en Afganistán terminó en un atentado contra las oficinas de las Naciones Unidas.
NUEVA YORK, EU.- Oficinas y cascos azules de las Naciones Unidas fueron atacados ayer en países donde existe una fuerte inestabilidad política.
Los ataques más severos se dieron en Afganistán, donde dentro de una manifrestación se detonó un fuerte ataque donde murió un centanar de personas.
Naciones Unidas confirmó que empleados de sus instalaciones en la ciudad afgana de Mazar-i-Sharif (norte) sufrieron un atentado durante las violentas protestas ocurridas allí en contra de la quema de un Corán en Estados Unidos.
"Confirmamos el ataque y también que ha muerto personal de Naciones Unidas", dijo el portavoz de la organización Farhan Haq, que señaló que "todavía hay confusión" respecto a las cifras.
Las autoridades policiales afganas han señalado que los muertos podrían ser entre ocho y diez personas, todos ellos extranjeros.
Haq agregó que el enviado especial de la ONU en Afganistán, Stefan de Mistura, "está ya de viaje hacia Mazar-i-Sharif", para intentar verificar los hechos y ponerse en contacto con el personal de Naciones Unidas.
Tras la oración del viernes, miles de personas se echaron a las calles en la ciudad, la más importante del norte afgano, en protesta contra la quema de un Corán, el pasado 20 de marzo, en una iglesia de Florida (EU), y apedrearon la sede local de la misión de la ONU en el país (UNAMA).
Según dijo un portavoz regional en la ciudad, Lal Mohamad Ahmadzai, la protesta fue al inicio pacífica, pero más tarde varios manifestantes comenzaron a disparar y mataron a ocho trabajadores de la ONU e hirieron a decenas de civiles.
Una fuente citada por la agencia afgana AIP aseguró, sin embargo, que los manifestantes lograron reducir a los guardias del edificio y les quitaron las armas, tras lo cual prendieron fuego a la sede de la organización internacional. El pasado 20 de marzo, el pastor protestante Wayne Sapp quemó un ejemplar del Corán en una iglesia de Florida, Estados Unidos, en presencia del pastor Terry Jones, quien anunció el año pasado que haría lo propio con motivo del aniversario del 11-S, aunque luego se echó atrás.
La acción de Sapp ha desencadenado una ola de condenas entre las autoridades del mundo islámico y los analistas consideraban que la quema del Corán podía desencadenar protestas en Afganistán, un país en guerra y de sociedad muy conservadora.
ATAQUE EN COSTA DE MARFIL
Mientras tanto, tres cascos azules de la Misión de la ONU en Costa de Marfil (ONUCI) resultaron heridos, dos de ellos graves, después de que su unidad fuera tiroteada por seguidores del presidente Laurent Gbagbo en las calles de Abiyán, informaron ayer fuentes del organismo. "Una patrulla de escolta de la ONUCI fue víctima, el jueves, de un tiroteo mientras realizaban una misión humanitaria que fue llevada a cabo por fuerzas especiales del presidente Laurent Gbagbo", asegura las Naciones Unidas en el comunicado publicado ayer.
Este ataque es el cuarto contra la sede y las patrullas de la ONUCI en 24 horas por parte de las fuerzas favorables a Gbagbo.
Mientras tanto, los combates han bajado de intensidad en la capital económica de Costa de Marfil, escenario desde anoche de fuertes enfrentamientos entre seguidores de Gbagbo, que se niega a entregar el poder, y de Alassane Ouattara, reconocido por la comunidad internacional como vencedor de los comicios presidenciales de noviembre pasado.
Además, los disparos con armas pesadas han disminuido tanto en los alrededores del Palacio Presidencial como en las afueras del cuartel de la gendarmería de Agban, el más importante del país.
Obama condena atentados
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, condenó ayer "en los términos más enérgicos" el asalto de una turba contra oficinas de la ONU en el norte de Afganistán, en un incidente que se saldó con once muertos.
Obama lanzó un llamamiento a la calma e instó a todas las partes a "rechazar la violencia y resolver las diferencias mediante el diálogo".
El presidente estadounidense subrayó que el personal de Naciones Unidas, incluidos los empleados afganos, "lleva a cabo su trabajo para favorecer al pueblo afgano" y su labor "es esencial para construir un Afganistán más fuerte en beneficio de todos los ciudadanos".