Sin culpa.Álvaro Colom, presidente de Guatemala se deslinda del escándalo de hace 60 años.
Varios funcionarios de Guatemala avalaron un experimento estadounidense que infectó a guatemaltecos con sífilis hace más de 60 años, según registros recién revelados que detallan la participación involuntaria de los afectados: presos y enfermos mentales
Los Archivos Nacionales divulgaron miles de documentos sobre el médico que dirigió el estudio y sobre el involucramiento de funcionarios guatemaltecos en la investigación, aunque se desconoce si conocían a detalle el experimento realizado y controlado por médicos estadounidenses.
Entre los registros se encuentra la carta de un funcionario guatemalteco que calificó de noble al director de la investigación y le expresó un profundo agradecimiento.
Los documentos, que pertenecieron al investigador John C. Cutler, del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, estuvieron archivados en la Universidad de Pittsburgh y permanecieron fuera de la luz pública hasta que los descubrió una especialista en historia de la medicina.
El hallazgo causó un escándalo internacional en octubre. El gobierno estadounidense reconoció que la investigación había ocurrido y le presentó disculpas a Guatemala. El presidente Barack Obama y la secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, se disculparon en conversaciones telefónicas con el mandatario guatemalteco, Álvaro Colom.
Un funcionario de la Embajada de Guatemala en Estados Unidos, Fernando de la Cerda, dijo que las autoridades de su país no se enteraron del experimento sino hasta el telefonema de Clinton.
Pero los documentos muestran que así como el experimento fue prácticamente sepultado por funcionarios médicos de Guatemala en Estados Unidos, también fue conocido y al parecer olvidado en Guatemala. De hecho, fue un guatemalteco quien propuso que su país fuera el escenario de la investigación. La idea fue del médico Juan Funes, director de la división para el control de enfermedades venéreas del servicio nacional de salud de Guatemala, quien había sido asignado a un laboratorio de salud pública en Nueva York por un año, relató Cutler en un resumen del estudio.
De 1946 a 1948, el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos y la Oficina Sanitaria Panamericana colaboraron con varias entidades del gobierno guatemalteco para realizar estudios -pagados por el Gobierno de Estados Unidos- que implicaban pruebas para exponer deliberadamente a personas a enfermedades de transmisión sexual. Los investigadores intentaron infectar con sífilis a unas 700 personas, entre prostitutas, reos y enfermos mentales. Unas 770 personas, incluyendo soldados, fueron expuestas a la gonorrea.
Los pacientes fueron tratados con penicilina, relativamente nueva entonces. Entre los objetivos del estudio estaba conocer la eficacia de dosis diferentes contra diversos males venéreos. Por ahora no hay datos de reparo moral alguno entre los guatemaltecos implicados.
Al contrario, el doctor Roberto Robles Chinchilla, el administrador médico de la Penitenciaría Central de Guatemala, le escribió a Cutler para expresarle "nuestra gratitud eterna" por "la manera noble y gentil en que usted ha aliviado el sufrimiento" de presos en la penitenciaría.
"Usted ha sido un filántropo de verdad", escribió Robles Chinchilla en diciembre de 1948, cuando Cutler terminaba la parte principal de su estudio en Guatemala.
La percepción de filantropía era comprensible. El dinero pagado por la investigación estadounidense sirvió para adquirir un nuevo laboratorio en la edificio central del servicio nacional de salud pública de Guatemala.
Cutler, que murió en 2003, estuvo involucrado después en el infame estudio de Tuskegee, una forma diferente de investigación en que hombres negros de Alabama que ya padecían sífilis recibieron seguimiento, pero no fueron tratados.