Hay moradores de este mundo que reciben avisos y sin embargo se pasman. Ante la racionalidad gana el dogma y la necedad. El fenómeno es universal. Son ellos, los caprichosos, los responsables de una alta porción de irracionalidad que merodea. Para muchos resulta insoportable esa conducción. Queremos que la racionalidad impere para así, poder imaginar el mejor curso de los asuntos. Un ejemplo universal es el calentamiento global. Se le detectó, se difundieron las consecuencias, pero las medidas correctivas todavía son escasas. Pareciera que en México ese síndrome -no atender a los avisos, la mínima racionalidad- es muy popular. Sabemos que, de seguir arrasando con cientos de miles de hectáreas de bosques y selvas anualmente, el país terminará convertido en un erial. De hecho ya estamos en él, 66 por ciento del territorio es ya considerado desértico o semidesértico. Pero no podemos parar la acción suicida.
Sabemos que los asentamientos humanos en zonas de riesgo pasan la factura. Tenemos los mapas de riesgo, pero somos incapaces de actuar racionalmente. Año con año el mismo espectáculo: hogares inundados, patrimonios perdidos, tragedias. Ya sea en Tabasco o en el Valle de México, da lo mismo. Es autodestrucción programada. Pero no sólo en nuestra relación con la naturaleza actuamos de esa forma. Lo mismo ocurre en política. El perjuicio de la irracionalidad es colectivo y también puede ser autoinfligido, es decir un acto medio suicida. ¿Alguna sorpresa con las victorias del PRI? Ninguna, se anunciaron y los opositores fueron incapaces de actuar racionalmente.
¿Alguna sorpresa con la derrota opositora? "Las encuestas son una patraña" AMLO's dixit. El mismo personaje que aseguraba en el 2006, basado en encuestas, ir 10 puntos por encima de Calderón -mismos que nunca demostró- el mismo que impuso a su predilecta hace seis años en la misma contienda estatal y perdió estrepitosamente, el que volvió a intentar la imposición en ésta, el que canceló las alianzas, ahora tiene la cosecha previsible: tres a uno. Pero por lo visto, para la descalificación, da lo mismo perder por 0.56 por ciento que por 30 por ciento. De todas formas habrá "movilizaciones", de nuevo a pesar del costo anunciado, con muchos avisos. En el 2006 se advirtió que actuar como una oposición desleal tendría un costo, que los bloqueos, con Encinas como Jefe de Gobierno, eran un grave error. Nada valió como razonamiento. Se impuso el capricho. Pero no fue gratuito. Las explicaciones de la derrota entonces no sólo están en la "maquinaria priista". Treinta puntos en el Estado de México son muchos. También veinte en Coahuila y más de diez en Nayarit. Por que no se paran frente al espejo.
El aviso sobre su actuación en el 2012 es claro, AMLO estará en la boleta postulado por un partido a la medida, con o sin PRD. El dilema para ese partido es mortal, si se dividen y postulan al candidato mejor posicionado, Ebrard, dividen a la izquierda y todos pierden. Eso poco le importa al caudillo, él lo construyó. Si postulan a AMLO con la brutal carga de negativos que trae, se van a un lejano tercer lugar. ¿Racionalidad o actuación caprichosa? Sólo hay dos rutas afirma Encinas candidato perdedor: la ganadora va a las elecciones, utiliza el presupuesto y después, pierda por poco o por mucho, impugna al aparato autoritario.
Lo mismo con el PAN. Bravo Mena está cerca del corazón de Calderón -la vieja historia- pero lejos del electorado. Se avisó que no vendía, sin embargo fue el elegido. De entrada sus propios correligionarios salieron corriendo. Sin alianza y con ese candidato el fracaso fue anunciado. ¿Sorpresas? Del lado del PRI hubo mayor racionalidad. Si Peña Nieto hubiera impuesto al candidato de su corazón muy probablemente hubiera perdido. Teniendo una gestión muy bien evaluada, Eruviel Ávila optó por una continuidad expresa con distinciones de matiz. No se equivocó. Esa es la política.
Y qué decir de los apuros del IFE. ¿Alguna sorpresa? Ninguna. Desde la designación de los consejeros en turno se exhibió el manoseo partidario. Ese daño traería factura. Vino la contrarreforma del 2007, se diseñó un galimatías institucional que fue aplaudido por justiciero. Sería imposible evitar la aparición en medios de los políticos y aspirantes, con una diferencia mayor, ahora sería ilegal. (Ver Enfoque, julio 3, 2011). Las múltiples violaciones de todos los frentes son una burla al proceso. Además ahora el IFE es censor oficial de la calidad de los spots, lo cual lo lleva a un territorio de aguas movedizas: si no se mueve mal, viola el mandato. Si se mueve peor, se hunde. Por si fuera poco ahora tiene que calificar y administrar en horas los casi 40 millones de inserciones. No tiene el aparato para hacerlo. Las vacantes en el Consejo son un acto simbólico de desprecio. El IFE pasó de ser orgullo y garantía a un actor en conflicto permanente e incapaz de cumplir.
Los avisos hacia el 2012 son claros, para quien quiera leerlos y actuar en consecuencia.