El “baño de
sangre” y el “sufrimiento” en
Libia representan “un escándalo”
y son “inaceptables”,
afirmó ayer el presidente de
Estados Unidos, Barack Obama,
e indicó que su Gobierno
prepara “toda una gama de
opciones” contra ese régimen.
Obama compareció ayer
en el vestíbulo de la Casa
Blanca para efectuar su primera
declaración pública,
desde que las movilizaciones
comenzaron en Libia el pasado
día 15, sobre la situación
en ese país, donde según diversas
fuentes los muertos se
cuentan ya por centenares en
la revuelta popular contra el
régimen de Muammar el
Gaddafi.
En su declaración, el presidente
estadounidense reveló
que ha dado instrucciones
a sus asesores para que “preparen
toda la gama de opciones”
con que cuentan “para
responder a esta crisis” , tanto
medidas unilaterales como
otras que se puedan tomar en
coordinación con otros socios
internacionales.
En este sentido ha ordenado
a la secretaria de Estado,
Hillary Clinton, que viaje a
Ginebra para participar en la
sesión especial sobre Libia del
Consejo de Derechos Humanos
de la ONU, donde estará
acompañada por ministros de
Asuntos Exteriores de todo el
mundo.
Obama efectuó su declaración
tras una reunión con
Clinton para analizar lo que
ocurre en el país árabe, donde
Gaddafi podría unirse a la lista
de mandatarios derrocados
por la agitación popular que
ya encabeza el tunecino Zine
el Abedine Ben Ali y el egipcio
Hosni Mubarak.
En una situación “tan volátil
como ésta”, agregó Obama,
“es imprescindible que
los países de todo el mundo se
expresen con una sola voz”. El
presidente estadounidense no
concretó en su declaración sobre
qué tipo de medidas se inclina.
Previamente su portavoz,
Jay Carney, había aludido
a la posibilidad de sanciones
internacionales.
En tanto, Estados Unidos
ve como un paso positivo el
fin del estado de emergencia
en Argelia, cuyo levantamiento
es “inminente” después de
19 años, según decidió este
martes un consejo de ministros
presidido por el jefe del
Estado de ese país, Abdelaziz
Bouteflika.