'Siempre trabajé con mucho profesionalismo y cariño para el equipo'; así cerró Michael Bauer un mandato de poco más de tres años en la Presidencia del América, donde no se consiguió el objetivo con el cual se inicio
'Siempre trabajé con mucho profesionalismo y cariño para el equipo'; así cerró Michael Bauer un mandato de poco más de tres años en la Presidencia del América, donde no se consiguió el objetivo con el cual se inicio; dejar a las Águilas en lo más alto de la tabla general y con un campeonato más en las vitrinas de Coapa.
La etapa en el banquillo estelar azulcrema se vio llena de irregularidades y falta de oportunidades reales para que la afición festejará victorias con sabor a gloria. El único momento en la era Bauer que América accedió a cosas importantes fue en el Apertura 2010 donde los pupilos de Manuel Lapuente se colaron a la semifinal enfrentando a Santos Laguna, conjunto que salió Campeón en ese torneo.
Aunque Lapuente hizo un buen trabajo en aquel año, fue destituido del mando, situación que hace unas semanas provocó que el mismo Manuel asegurará que Michael Bauer imponía y consentía a ciertos jugadores, contexto que sacaba de equilibrio a los técnicos y por supuesto al plantel, que tenía que soportar los desplantes de su entonces presidente.
Al hablar de técnicos podemos hacer el conteo de todos los que desfilaron en estos remotos tres años por la silla azulcrema; el argentino Ramón Díaz, Jesús Ramírez, Manuel Lapuente, el chileno Carlos Reinoso y por último, el ‘Capitán Furia' Alfredo Tena, quién esta cargando en hombros todos los estragos que Bauer realizó durante los últimos torneos.
Con la salida de Michael, se habla de que concluye el mandato del peor presidente águila de las últimas tres décadas, ya que en el 2008 recibió a un América agonizante ubicado en el último lugar general, y hoy entrega en el Apertura 2011 un conjunto muerto de ambición y pasión situado en la penúltima plaza del futbol mexicano.
Las metas en estos últimos años permanecieron en el suelo; no consiguieron nunca ser líderes generales, no apostaron por ninguna final, mucho menos por la Libertadores, pero sobre todo no cumplieron las promesas de cada semana, de entregar todo en la cancha, lo que trajo como consecuencia un estadio Azteca con capacidad para mas de 100 mil personas, con un tercio de su volumen cada que el conjunto de Coapa se presentaba a perder.
