Se irá pronto. Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia ya visclumbra su 'caída'.
El primer ministro Silvio Berlusconi debe renunciar inmediatamente y no esperar la aprobación de la llamada ley de estabilidad, es lo que exige gran parte de la clase política y la ciudadanía italianas luego de la terrible respuesta que los mercados internacionales han dado a la postergación de la renuncia del Cavaliere: el rendimiento de los bonos del tesoro italiano registró un alza del 7.25% (porcentaje que supera el que determinó la intervención económica y financiera griega por parte de la Unión Europea), mientras la bolsa de Milán sufrió una pérdida de 3.78 %.
Frente a esta situación, la sugerencia hecha por Berlusconi, de "regresar a las urnas", fue inmediatamente rechazada no sólo por la oposición, sino por el mismo mundo empresarial. "Es necesario dar vida a un gobierno de emergencia nacional que cuente con una amplia base en el Parlamento", afirmaron los representantes de la Confindustria, la Red de Empresas Italia, los banqueros del Abi, los industriales del Ania y la Alianza de las cooperativas.
La exigencia de los empresarios confirma lo que se venía diciendo desde hace varias semanas, que Berlusconi es el factor principal de la grave crisis político-económica italiana: el martes, cuando se creía que presentaría su renuncia ante el presidente Giorgio Napolitano, todas las bolsas europeas experimentaron una vistosa alza, mientras que el panorama cambió cuando se supo del aplazamiento de su renuncia hasta después de aprobada la ley de estabilidad, lo cual podría ocurrir el próximo fin de semana.
Para gran parte del país la decisión de Berlusconi es no sólo inadmisible, sino irresponsable vista la desastrosa situación de las finanzas públicas italianas: a lo sucedido ayer habría que agregar que la enorme deuda pública italiana, que ha pasado del 116% respecto del PIB a 120%, haciendo más difícil que Italia pueda llegar al 60% que exige la UE y aún más dolorosa la austeridad que ya ahora afecta a gran parte de la población.
El tema de la renuncia de Berlusconi no es, sin embargo, nuevo. Una de las últimas ocasiones en que se le exigió fue cuando el jefe de gobierno español anunció el llamado anticipado a elecciones para de esta forma coadyuvar a la resolución de la difícil situación por la que atravesaba su país.
Por aquellos días prestigiados analistas locales y gran parte de la oposición invitaron a Berlusconi a tomar el responsable ejemplo de José Luis Rodríguez Zapatero. La respuesta del Cavaliere fue que como Italia no estaba en crisis no veía por qué debía renunciar a su mandato: las medidas de austeridad impuestas a Italia por la UE y la intervención a la que hoy está sujeto el país (representantes del Banco Central Europeo están verificando si Italia está en condiciones de reducir su enorme déficit de aquí a 2014) prueban lo falso de estas declaraciones. Ahora, sin embargo, el problema es cómo y quién será el encargado de resolver la crisis italiana.
Una vez que Berlusconi presente su renuncia, ¿cúando? ,no se sabe, el presidente Giorgio Napolitano abrirá el diálogo con los líderes de los partidos para intentar la formación de un nuevo gobierno, que, de no ser posible, propondría el llamado a elecciones anticipadas. Una de las hipótesis, que no parece entusiasmar, es la formación de un gobierno guiado por Angelino Alfano, actual secretario del Pueblo de la Libertad y candidato de Berlusconi; otra, que está tomando fuerza es la de un gobierno encabezado por un técnico, ajeno a los partidos y capaz de infundir seguridad al país y a los mercados internacionales. De fallar éstas y otras opciones, el llamado a elecciones anticipadas, que deberá hacer las cuentas con la actual ley electoral, definida "porquería" por su creador, sería el camino a seguir.
Aún cuando ninguna de estas hipótesis se puede excluir, la que parece obtener el mayor consenso es la de un Ejecutivo técnico que, según muchos analistas, podría ser el economista Mario Monti, presidente de la Universidad Bocconi de Milán y dos veces comisario europeo.
Para Carlo Galli, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Bolonia, "Monti es la única opción que recoge el apoyo de la oposición, de todos los que quieren dejar atrás a Berlusconi". Monti, según la misma fuente, podría ser sostenido por el centro izquierda (Partido Democrático e Italia de los Valores), por los católicos de centro y por Futuro y Libertad, el partido del presidente de la Cámara de diputados Gianfranco Fini.
Si Galli está en lo cierto, un eventual gobierno Monti podría introducir las impopulares, pero necesarias, reformas estructurales que Berlusconi no quiso o no pudo emanar, y al mismo tiempo dar vida a una nueva ley electoral, con la cual se podría votar en 2012, si no es posible concluir, en 2013, con la actual la legislatura.
Lo que a los analistas les parece increíble es la manera como Berlusconi dilapidó su enorme patrimonio electoral. Nunca antes ningún partido ni ningún líder había contado con un consenso tan grande. Se dice que esto se debió a las televisiones y a los otros medios de información de su propiedad, pero también, al hecho de que él, mejor que nadie, entendió y explotó los anhelos y deseos, no tan ocultos, de la clase media y baja italianas. Italia atestigua ahora el ocaso de Berlusconi, el gobernante que logró sobrevivir a numerosos escándalos de evasión fiscal, soborno e incluso acusaciones de tener sexo con una menor de edad: "Ruby robacorazones".