Una multitud de manifestantes que exigen la renuncia de un gobernador provincial bloquearon el viernes un puente en la ciudad sureña de Basora, mientras persistía en diversas partes de Irak el clamor de protestas contra el gobierno.
Tras los levantamientos en Egipto y Túnez, los iraquíes han realizado continuas protestas. Esta semana, al menos cinco personas murieron después que las manifestaciones en dos ciudades iraquíes se tornaron violentas.
Unas 1.000 personas se manifestaron en Basora, la segunda ciudad más grande de Irak, 550 kilómetros (340 millas) al sur de Bagdad, para demandar mejores servicios, empleos y pensiones más generosas.
Los opositores gritaron lemas en los que advirtieron que la manifestación del viernes era pacífica, pero que las futuras podrían no serlo.
"Vivimos en condiciones miserables, sin electricidad, en calles sucias llenas de lodo. Tenemos que hacer cambios. No podemos quedarnos callados", afirmó uno de los manifestantes, Qais Jabar, que tiene 32 años y tres hijos. Añadió que, a pesar de tener educación universitaria, trabaja como taxista y comparte una pequeña vivienda con sus tres hermanos y sus familias en el este de Bagdad.
Basora es el centro de la industria petrolera de Irak, pero sus habitantes dicen que poco de esa riqueza llega a sus bolsillos.
La región autónoma curda en el norte de Irak disfruta de mayor prosperidad económica que el resto del país, pero eso no ha detenido las protestas allí. En una manifestación el jueves en Sulaimaniya, a 260 kilómetros (160 millas) al noreste de Bagdad, dos personas murieron y 47 resultaron heridas cuando guardias de seguridad curdos dispararon contra los manifestantes que exigían reformas políticas.
Muchos curdos se quejan de que los dos partidos dominantes en la región curda acaparan los empleos y la economía. El presidente Massud Barzani prometió investigar el hecho y pidió calma.