En un inusual cónclave entre industriales, productores agropecuarios y senadores de todas las corrientes opositoras celebrado la noche del martes en la antesala de la comparecencia de los titulares de Economía, Relaciones Exteriores y Agricultura en torno al tema, se fijó el tope que se le impondrá al Gobierno en torno a los TLC's que se negocian.
El resumen hablaría de no a Brasil; sí a Perú y poco a Colombia. Semáforo rojo, pues, para el gigante del cono sur; verde para el andino y amarillo para el de la cumbia. Chile, dulce y manteca.
Dicho con todas las letras, los legisladores que integran mayoría en la Cámara Alta, instancia que por ley avala los acuerdos mercantiles internacionales, se solidarizan con la mayoría empresarial que se opone a negociar con Brasil, dadas las asimetrías existentes con su potencial exportador y su tradicional proteccionismo.
En paralelo, se abre el escenario para un acuerdo sin restricciones con Perú, al que se le habían sumado fabricantes de automóviles, autopartes, camiones, autobuses, tractocamiones, productores de productos químicos, aparatos electrónicos e industriales textileros, por más que habrá algunas restricciones en el terreno agroalimentario.
A contrapelo, por ejemplo, de lo declarado hace unos días por el ministro de Agricultura del país de raíz Inca, Juan Carlos Posada, de que ya estaba amarrado el tráfico de aguacate, chile y frijol, estos productos no se integrarán a la canasta.
En el caso de Colombia, con quien pretende México ampliar el Acuerdo de Libre Comercio existente, de plano no habrá capítulo agropecuario.
La objeción de organismos como el Consejo Nacional Agropecuario apunta no sólo al campo económico, sino al sanitario. Hete aquí que el país sudamericano aún no ha controlado la epidemia de fiebre aftosa que llegó en 1946, lo que podría provocar su reaparición en el país a la importación de ganado vacuno.
En aquella época el Gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés implantó el llamado rifle sanitario, es decir se lanzaban al interior del país caravanas de hombres armados bajo cuya custodia se llevaban talegas de billetes para pagarle a los productores el sacrificio de las reses.
Ahora que el pacto habla también de cerrarle el paso a la pretensión de la Secretaría de Economía de incluir los llamados Acuerdos de Equivalencia a las Normas Mexicanas con los estándares de esos países, lo que en el terreno práctico implicaría que ya no habría revisión en México sobre la calidad de productos electrónicos, electrodomésticos y demás etcéteras, que se importan de las contrapartes.
La razón es doble: Darle luz verde a la pretensión implicaría soslayar la Controversia Constitucional que planteó el propio Senado contra una acción similar que benefició, sin reciprocidad al calce, a Estados Unidos y Canadá, y desde el punto de vista práctico no ha habido beneficio alguno tras su implantación.
Dicho letra a letra, hasta hoy no ha llegado la supuesta reducción de precios de productos electrónicos al repercutirse al público el ahorro que representaría el soslayar la revisión en nuestro país.
Ahora que el regalito que se le entregó olímpicamente a la Casa Blanca representa la muerte de una larga historia de defensa de la calidad de las mercancías que llegan al país.
Por lo pronto, el eje de la larga sesión en la que se fundieron en una singular alianza, bajo el común denominador de la sobrevivencia, el Consejo Nacional Agropecuario y la Confederación Nacional Campesina, fue el escenario desolador del campo mexicano.
La competencia representaría la puntilla frente a la acelerada pérdida de competitividad de un sector que en las últimas dos décadas ha pasado de superavitario a deficitario en más del 50 por ciento de los productos que se consumen en el país.
Si antes nos sobraba maíz blanco y chile para exportar, hoy lo traemos de África en el primer caso y de China en el segundo.
El campo mexicano, pese a la importación de borregos de Nueva Zelanda, a la compra de trigo de Estados Unidos y de frijol, arroz y leguminosas en general de los países centroamericanos, genera el 14 por ciento de empleo en el país.
Estamos hablando de seis millones directos.
Más aún, su actividad es la número uno o dos del 89 por ciento de los municipios, en los cuales vive el 24 por ciento de la población.
Sin embargo, la pobreza alcanza más del doble de la registrada en zonas urbanas.
De hecho, su participación en el Producto Interno Bruto ha caído del 7.5 al 4.1 por ciento.
Apertura sin sepultura.
BALANCE GENERAL
Finalmente la Comisión Federal de Telecomunicaciones encabezada por Mony de Swaan levantó la cabeza frente al conflicto que enfrenta a Teléfonos de México contra Televisa, Televisión Azteca y una veintena de empresas de telecomunicaciones, para señalar tímidamente que sí podría haber un manotazo en la mesa.
Estamos hablando de hacer efectiva la tarifa de interconexión que se le fijó a la firma Axtel-Avantel en un pleito contra la Telefónica México, es decir 42 centavos por minuto de conexión a su red.
Como usted sabe, la tarifa de Telcel es de 95 centavos, que fueron aceptados en su momento por la propia Telefónica México, léase Movistar, quien pactó que habría una reducción paulatina para llegar a 64 centavos en el 2014.
De darse el acto de autoridad en un escenario en que las tarifas se han dejado al libre acuerdo entre los actores, las pérdidas para el magnate Carlos Slim ascenderían a unos 12 mil millones de pesos.
Naturalmente, éste reclamaría de inmediato su derecho a ingresar al triple play, es decir agregar a su canasta el servicio de video, dado el cumplimiento de la condición fijada por la Comisión Federal de Competencia.
Por lo pronto, ayer las 25 empresas que integran el Tucotel (Todos unidos contra Telcel) presentaron la primera de lo que será una serie de denuncias contra la filial de Teléfonos de México ante la propia instancia antimonopólica.
Por su parte, Teléfonos de México presentó a su vez ante la propia instancia cuatro denuncias similares contra Televisa, Televisión Azteca, Cablevisión, Megacable, Cablemás, Televisión Internacional y Yoo, alegando prácticas monopólicas absolutas y relativas.
A Televisa se le involucra en prácticas monopólicas absolutas de publicidad en televisión abierta, tratando de sacar del mercado de telefonía a Telmex.
En paralelo, se le culpa a la televisora de incumplir las condiciones impuestas por la propia CFC a la compra de Cablemás.
A Cablevisión se le acusa de negativa y bloqueo de publicidad.
SIGO SIENDO REY
Lo que en el papel podría ser una buena noticia para el magnate Carlos Slim, la reafirmación de la revista Forbes de que sigue siendo el rico más rico del mundo, se convierte en boomerang, dada la campaña que Televisa, vía la Cámara Nacional de Televisión por Cable, ha lanzado en su contra.
Según la publicación, el dueño de Teléfonos de México y el Grupo Carso acumula una fortuna de 74 mil millones de dólares, tras integrar el año pasado nuevos activos por 20 mil.
Albertobach@yahoo.com.mx
