"No pongas la carreta delante de los bueyes".
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El problema es que pusieron el buey detrás de la carreta. O quizá metieron al buey a conducir la carreta. El hecho es que al decretar una quita de 50 por ciento en la deuda soberana de Grecia, los gobiernos europeos sembraron las semillas de una nueva crisis que se reflejará en los bancos de la región.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, François Sarkozy, lograron un acuerdo con otros líderes europeos el 27 de octubre para otorgar una quita de 50 por ciento a la deuda soberana de Grecia, que asciende a 350 mil millones de euros o 162 por ciento de su Producto Interno Bruto. Dijeron que ésa sería la única quita de deuda soberana que avalarían y declararon el fin de la crisis. Pero el problema no ha terminado.
Un ex secretario de Hacienda de México me dice que, al decretar la quita en la deuda de Grecia antes de sanear a la banca, los gobiernos de Europa están generando ya la siguiente crisis. Al poner la carreta delante del buey, el rescate de la banca se dificulta porque ya nadie sabe cuánto vale la cartera de bonos soberanos de los bancos.
Los bancos saben ya que perderán el 50 por ciento del valor de la deuda griega. Los gobiernos les han prometido que ya no habrá quitas en los bonos de Italia, Portugal o España, pero eso mismo les ofrecieron en el caso de Grecia. Los bonos soberanos de esos países se convierten así en activos de dudoso valor. En caso de un rescate, nadie sabe cuánto valdrán.
Cuando estalló la crisis de la deuda mexicana en 1982, la banca estadounidense se encontraba también en problemas y habría sido muy afectada por una quita de la deuda del Gobierno mexicano que, sin embargo, se veía inevitable en el largo plazo. La decisión que adoptó entonces James Baker, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, fue solamente reestructurar la deuda mexicana, sin otorgar una quita, mientras buscaba sanear a la banca de su país. En ese período, de hecho, llevó a cabo el rescate de las cajas de ahorro, las savings and loans associations, que estaban quebradas.
Sólo cuando concluyó este proceso se llevó a cabo el rescate de México. Ya con Nicholas Brady como secretario del Tesoro, en marzo de 1988 se emitieron los llamados bonos Brady que implicaban quitas pero que permitían a los bancos deshacerse de los bonos mexicanos que tenían en sus libros.
Merkel y Sarkozy no siguieron este proceso de primero rescatar a la banca y luego otorgar quitas. Esto dificulta enormemente el saneamiento de los bancos. Para empezar nadie sabe si la reducción de 50 por ciento en el valor de la deuda griega será suficiente. Ésta sólo bajará la deuda soberana de ese país al 120 por ciento del PIB en el 2020, la cual será todavía la mayor de Europa.
Además están los otros países en dificultades. Italia tiene ya una deuda soberana de 120 por ciento del PIB. Los italianos bien pueden argumentar que es injusto que se rescate a los griegos pero no a ellos. Y ¿por qué los portugueses no?
La verdad es que la crisis dista de haberse resuelto. Grecia tendrá que sufrir una reducción de quizá un 30 por ciento en su nivel de vida. Nadie sabe si esto se podrá lograr sin un estallido social. Las cosas ciertamente se pondrán peor si algunos bancos empiezan a quebrar. Y el que los gobiernos europeos deseosos de un rescate de Grecia hayan puesto a la carreta delante del buey, poniendo en peligro la estabilidad de los bancos, no ayuda en nada a nadie.
Bastante irritante es el asesinato de Nepomuceno Moreno Núñez, el hombre que había denunciado el posible homicidio de su hijo de 18 años por policías estatales de Sonora. Más lo es que la Procuraduría de Sonora haya tratado de lavarse las manos diciendo que Nepomuceno había estado detenido por posesión de un arma. Resulta que un juez lo había liberado por ese supuesto delito. Pero la pregunta es si esa acusación justifica el homicidio, como pretende la Procuraduría de Sonora.