Una nueva forma de agresividad escolar está de moda: el maltrato físico o psicológico conocido como bullying. Se considera que, al menos, el 80 por ciento de los estudiantes ha padecido o participado en ese juego perverso.
Lo caracterizan: golpes, burlas, rumores degradantes, hostigamiento, segregación, menosprecio directo o a través de Internet, apoyándose en el desarrollo de la tecnología de la información y la comunicación.
El fenómeno, que inició a finales del siglo anterior, se ha propagado desde las grandes ciudades a las chicas, entre jóvenes que envían mensajes o suben videos a la red, mostrando violencia y sadismo; en ellos, se puede observar agresiones y peleas, algunas veces ante profesores, que inútilmente tratan de contener la agresión o simplemente dejan que ocurra manteniéndose al margen, ante el temor de ser agredidos. En La Laguna no estamos exentos.
Es conocido el documento "Memorándum de Montevideo", con recomendaciones para orientar adecuadamente el uso de la Internet, declarando que en muchas de las ocasiones los padres son los últimos en conocer lo que sucede con sus hijos, a pesar de ver cambios de comportamiento tales como: bajas calificaciones, aparentar enfermedades para faltar a clases, mostrar síntomas de ansiedad, tristeza, llanto a escondidas, irritabilidad, respuestas agresivas en el entorno familiar, pérdida de pertenencias, -teléfonos celulares o computadoras- hematomas, rasguños diversos que justifican como accidentes escolares, falta de interés para relacionarse con sus compañeros, curiosamente aceptando acompañar a los adultos en actividades sociales o de recreación que rechazaban anteriormente.
Según estudios de universidades en el Distrito Federal, que incluyeron a tres mil 500 estudiantes de 29 escuelas diferentes, -2001- el 92 por ciento de los encuestados ha sido testigo, partícipe o víctima.
Padres agresivos, madres dominantes y castigadoras físicamente, demasiado tiempo en soledad, poca comunicación con familiares, son antecedentes de jóvenes que aprendieron a ejercer dominio a través de la violencia.
El deseo normal de dominar, sumando al sentimiento de desatención y falta de afecto de los familiares, llevan a desarrollar usos de relación a través de la fuerza física y agresión, una de las causas por las que se organizan en pandillas, que luego se retroalimentan con "osadías" que presumen en la Internet.
El psicólogo Dan Olweva, en 1943, realizó los primeras estudios y descubrió el mobbing -en noruego-.
Existen formas encubiertas de agresión, como poner apodos, inventar historias o chistes que provocan escarnio y vergüenza, presionar a compañeros para que segreguen a otro, hasta llegar a la agresión física, que trasciende mas allá de la escuela.
Existen otras manifestaciones: amenazas telefónicas o búsqueda de encuentros en medios sociales y esparcimiento, generando verdaderos ambientes de terror para las víctimas, que no saben o temen enfrentarlos y/o denunciarlos.
La falta de participación con compromiso educativo, de algunos directivos escolares que no aplican reglamentos de disciplina adecuadamente, desprotegen a los agredidos y "envalentonan" a los agresores, fortaleciéndolos y facilitando los ataques y la formación de pandillas.
Se deduce que algunos integrantes de esas "bandas juveniles", se les unen para asegurar el desvío de la agresión que temen sufrir y los pactos de secrecía dificultan el combate al problema.
Los padres, con sentimiento de culpa, se transforman en verdaderos "cómplices", al no aceptar las acusaciones que hacen al hijo y ellos mismos llegan hasta la amenaza o agresión verbal y/o física contra los acusadores.
Como siempre, las propuestas para atacar el problema empiezan con educación de padres, hijos y profesores: cursos de capacitación para manejar esas situaciones y programas para adultos y jóvenes que viven ambientes agresivos y requieren de orientación.
El Observatorio Europeo de la Violencia Escolar, fue creado en Bélgica para enfrentar el problema que afecta a todo el continente, siendo Inglaterra e Irlanda muy participativos.
En Oriente, Australia, América del Norte y Latinoamérica, también se estudia el Bullying.
Una madre de familia, me contó el caso de su hijo agredido por un compañerito escolar con antecedentes de agresión familiar; luego de reprenderlo, al día siguiente, al saludarlo, ingenuamente le dijo: - ¡hoy no le pegué a Eduardo!
El estudio "maltrato e intimidación entre estudiantes", realizado por la Secretaría de Educación del Distrito Federal, estudiando 480 estudiantes de 29 escuelas públicas, concluyó que 7 de cada 20 escolares reconocen ser víctimas del Bullying y estiman que al menos el 10 por ciento de alumnos de primaria lo padece.
Como remediables se consideran: reglamentos estrictos en escuelas; limitar el uso de celulares y computadoras; controlar los accesos de Internet; y responsabilizar a los padres y maestros, partiendo de ofrecerles educación e información orientadora.
En México hay mayor victimización de mujeres -40 a 60 por ciento de la población- y la presencia de pandillas es problema que se agrava por los adultos que no lo atienden.
Le invito a revisar la situación escolar y social de sus menores, evitando desagradables sorpresas al descubrirlos acosadores o acosados.
¿Acepta usted la tarea?