La gente me identifica siempre, cada vez me va mejor porque me gusta lo que hago, tengo amigos por todos lados”. ANTONIO RINCÓN comerciante
Antonio Rincón y su caballo "El Bombero" han recorrido la Comarca Lagunera durante casi 30 años, se dedican a comprar y vender cosas que a primera vista parecerían inservibles.
Colchones, microondas, juguetes, ropa y hasta carrocerías han pasado por las manos de Antonio que se considera a sí mismo como un "comerciante sobre ruedas".
"La gente me identifica siempre, cada vez me va mejor porque me gusta lo que hago, tengo amigos por todos lados y eso es muy bonito", dice el hombre de casi 70 años mientras jala las riendas de su caballo.
El hombre recuerda sus primeros años de vida como de gran sacrificio y mucha necesidad, pues desde que tiene memoria se dedicó al negocio del transporte de maíz a las tortillerías.
Fue en la tienda de un amigo de su familia que cargaba los costales y bolsas de masa del camión a los locales, esta situación le provocó que se lesionara en algunas ocasiones al no tener la fuerza suficiente.
"Yo era un niño y eso no me gustó, eran otros tiempos y así se acostumbraba... luego me decidí a irme de la casa y mantenerme solo", comenta el hombre que nunca baja de su carro.
Una vez que cumplió los doce años Antonio comenzó a vivir de la venta de latas, ropa usada y algunos objetos antigüos, mismos que lo hacían ganar hasta 500 pesos al día.
VIAJE DE APRENDIZAJE
Durante su juventud reunió dinero suficiente para costear algunos viajes alrededor del país, mismos en donde conoció a comerciantes de todas partes.
"Me moví como pude y le aprendí a esa gente lo que me iban enseñando para vender y comprar barato... algunas veces hasta los acompañaba y así me fui enseñando".
Luego de algunos viajes por todo el país Antonio decidió regresar a la Comarca para establecerse de forma definitiva, con los conocimientos y algunos objetos nuevos para vender inició sus ventas de puerta en puerta en las colonias residenciales.
Conforme ganaba fama y algunos contactos llegó el momento de comprar un transporte, la mercancía era tan grande que no podía ser llevada con la espalda por todas partes.
Fue así que en la década de 1970 se acercó a un amigo que se dedicaba a la cría de caballos, en el fondo de algunas tablas estaba un pequeño potrillo color café, mismo que de inmediato intercambió por otra mercancía.
"Ni me acuerdo por qué cosa lo cambié, el asunto es que desde entonces anda jalándome y nunca se me ha enfermeado o puesto berrinchudo, es muy bonito mi caballo".
Sobre el nombre " El Bombero" explicó que se debe a que a un asunto que ocurrió cuando se encontró con una yegua en alguna ocasión.
"Hasta en eso se parece a mí" comentó entre risas el vendedor.
Ya sea bajo el sol, la lluvia o en el frío, "El Bombero" y Don Antonio encuentran siempre un objeto nuevo para comercializar y llevar en su carrito por toda la Comarca.
