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Calibre 9 milímetros Parabellum

GILBERTO SERNA

La nota es alarmante, ciudadanos del centro del estado de Tamaulipas, declaran la guerra a secuestradores, así como a policías y funcionarios corruptos que los apoyan. Lo hacen, dice la nota, en un comunicado en que grotescamente se utiliza una tarjeta de Navidad, pidiendo a los destinatarios donación de municiones. No obstante, recordando al genial corzo Napoleón Bonaparte (1769-1821) que sabía largo rato de estos asuntos, que para ganar la guerra se necesitan tres cosas: dinero, dinero y dinero. En efecto está claro que si los futuros combatientes inician sus acciones pidiendo dádivas, es que no las traen todas consigo. La grandilocuencia de sus peticiones las hemos oído anteriormente: ni uno más secuestrado, ni uno más asesinado, ni una mujer más violada. Lo que desde luego son buenos propósitos, con la circunstancia de que el camino al infierno dicen está empedrado de buenas intenciones.

El presidente Felipe Calderón, ante representantes de diversos organismos sociales y obviamente a la opinión pública, sostuvo que el combate al crimen organizado ha comenzado a dar resultado. Que el hecho de que se haya detenido o abatido a 19 de los 37 más peligrosos criminales del país implica la afectación del eje troncal de la delincuencia y han representado fuertes golpes a esas organizaciones. Esto no significa que esté cantando victoria, o sea, no indica el fin de la historia, ¡brincos diéramos! Las fuerzas del orden, mal o bien, están haciendo su trabajo, no hay duda. Sin embargo, es natural que lo que hacen los insurrectos llama más la atención a una sociedad que está harta de lo que ocurre cada vez más en su entorno. Es lógico y se ve normal que el Gobierno levante un alto muro en las cárceles del país, lo que no tiene nada de extraño.

Empero si con violencia los que están adentro se organizan para derribarla es lógico que se produzca una alarma social, pues se estará trastocando el orden público. Hay desesperación pero debemos recordar aquel dicho que encierra una gran sapiencia de que Roma no se hizo en un día. Nunca las actuales generaciones habían presenciado un fenómeno social como el que está flagelando a estas generaciones. Lo importantes es que guardemos hasta donde sea posible la paciencia y la tranquilidad de ánimo. El Gobierno está haciendo lo suyo y el crimen organizado lo que corresponde a grupos que demuestran su inconformidad con medidas extremas-. Ningún hombre es tan tonto como para desear la guerra, pregonaba el historiador griego Herodoto, pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en tanto es en la guerra donde los padres son quienes llevan a los hijos a la tumba.

El ser humano parece seguir al pie de la letra la máxima latina de "si vis pacem, para bellum", esto es, si quieres la paz, prepárate para la guerra, que erróneamente se atribuye a Julio César, y que en realidad deriva de un pasaje del escritor romano Vegecio, en que se dice: "Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum". En el pavoroso mundo de las armas se convirtió en un término popular, ya que da nombre a un calibre muy usado por las fuerzas de seguridad de muchos países: la 9 milímetros Parabellum. Total, el tema de la seguridad se ha convertido, en el transcurso de los últimos años, en una cuestión primordial que ocupa todos los espacios y amenaza con permanecer en los pódium de los candidatos de los próximos años destilando remedios para una enfermedad que por lo visto no se puede curar si no es desollando al paciente.

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