A dos meses. A dos meses de la devastación que causó el terremoto y el tsunami en Japón la reconstrucción sigue.
Dos meses después de los devastadores efectos del terremoto, Japón se enfrenta a la reconstrucción con millonarios planes presupuestarios, un posible aumento de los impuestos y una profunda revisión de su política energética.
El noroeste de Japón comienza a recuperarse lentamente del sismo y tsunami del 11 de marzo, aunque la ingente reconstrucción que tiene por delante, calculada en 25 billones de yenes (310 mil millones de dólares) , supone un quebradero de cabeza para un país que suma la mayor deuda de las potencias industrializadas.
El primer paso se dio a principios este mes con la aprobación de un presupuesto extraordinario de 4 billones de yenes (50 mil millones de dólares) , destinado a reconstruir y reubicar pueblos enteros, así como a restaurar las infraestructuras dañadas. El Gobierno da por hecho que esta partida no es más que el comienzo de un plan presupuestario que rondará previsiblemente 10 billones de yenes (124 mil millones de dólares) y que tendrá que hacer frente también a la gran crisis nuclear creada por el accidente nuclear causado por el tsunami en la planta de Fukushima. La consecuencia más profunda de Fukushima es la revisión, anunciada ayer por el primer ministro, Naoto Kan, de la política energética de un país que obtenía una tercera parte de su electricidad de la fisión atómica y que ahora quiere reforzar el aporte de renovables.
Kan dijo ayer que Japón abandonará el plan presentado el año pasado para construir 14 nuevos reactores nucleares, que se iban a sumar a los 54 ya existentes en una apuesta por obtener en 2030 el 50 por ciento de su energía de ese tipo de plantas. En la actualidad sólo operan en Japón 22 de esos reactores y próximamente dejarán de funcionar otros dos de la central nuclear de Hamaoka, cuyo cierre temporal ha sido forzado por el Gobierno. Hamaoka no se vio afectada por el sismo del 11 de marzo al encontrarse 200 kilómetros al sur de Tokio, pero está ubicada en una zona de confluencia de placas tectónicas con un 87% de posibilidades de sufrir un gran terremoto.
Efe