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Cambio de Gobierno

NUESTRO CONCEPTO

En tres días el Estado de Coahuila tendrá un nuevo Gobierno. A partir del jueves primero de diciembre Rubén Moreira Valdez será el nuevo "inquilino" del Palacio Rosa de Saltillo. Los retos que le dejan su hermano Humberto Moreira, gobernador con licencia y actual presidente nacional del PRI, y Jorge Torres López, gobernador interino, son varios, pero redundan en un aspecto central: recuperar la confianza de una ciudadanía golpeada por la inseguridad y decepcionada de las instituciones políticas y de sus gobernantes y representantes.

Y es que durante el sexenio que está por terminar, la acumulación de poder que alcanzó Humberto Moreira le permitió a él y a sus funcionarios actuar prácticamente a discreción, sin contrapesos ni transparencia. La rendición de cuentas fue sólo una frase del discurso oficial que nunca se reprodujo en la realidad. La enorme deuda contraída de forma irregular por el Gobierno que está por terminar, y que se traducirá en más impuestos para los ciudadanos, y la imparable ola de inseguridad que se ha replicado en casi todos los rincones del Estado, plantean al futuro gobernador desafíos enormes frente a los que está obligado a mostrar voluntad, probidad e inteligencia.

No se puede criticar a la ciudadanía por asumir una postura escéptica frente a lo que el hermano del presidente nacional del PRI pueda hacer para mejorar la situación de la entidad, puesto que es imposible dejar de lado la sospecha de que Rubén Moreira se vio beneficiado del uso discrecional de poder que ejerció Humberto Moreira.

Es importante señalar que el futuro gobernador encontrará un Congreso Estatal aún más cómodo que el que tuvo su hermano durante este sexenio. La oposición en la Legislatura que iniciará en enero de 2012 será prácticamente nula, y si la actual no pudo frenar el escandaloso endeudamiento ni someter al Ejecutivo Estatal a un escrutinio mucho más riguroso en su desempeño frente a la inseguridad, difícilmente podrá hacerlo a partir del año que entra.

Rubén Moreira encontrará un estado con importantes avances materiales, pero también con enormes rezagos institucionales. Si quiere comenzar a "poner orden", como lo ha dicho en numerosas ocasiones, deberá empezar por dar el ejemplo con transparencia, rendición de cuentas y acciones que acaben con la impunidad. Y la duda no es si puede, más bien si quiere hacerlo. Los primeros días de gobiernos despejarán esta incógnita.

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