¿Se imagina usted una final de futbol sin un abanderado? Para entendernos mejor, ¿se imagina usted que el día de la final la FIFA anuncie que el partido se jugará sin un abanderado porque no se pusieron de acuerdo? La sola posibilidad es de risa loca, es absurda, pero si eso fuera así el árbitro central diría señores yo no pito esta final porque no haya condiciones para hacerlo. Eso es, en palabras llanas lo que propuso Héctor Aguilar Camín y que tanto revuelo ha causado, respecto al IFE: si el Consejo general no toma una postura radical, Héctor propone la renuncia, respecto al no nombramiento de los tres consejeros que faltan, la institución y la elección en sí misma corren serios riesgos.
Los partidos tomaron al IFE como rehén. Con la excusa de que finalmente la función primordial del Instituto Electoral es arbitrar la contienda entre ellos, lo que pase o deje de pasar es tema de ellos. Peor aún, actúan como si la ley, que ellos hicieron, no les obligara. Con la mano en la cintura dicen que no se han puesto de acuerdo en el nombramiento de los consejeros electorales y que los nombraran cuando ellos decidan. La ley no sugiere que se pongan de acuerdo, los obliga a ponerse de acuerdo. No se trata de si tienen o no voluntad para tomar una decisión; los diputados tenían una obligación de nombrar consejeros y no lo hicieron. Una obligación, por cierto, que ellos mismos se autoimpusieron al adelantar la fecha de salida de los anteriores.
¿Hay condiciones para realizar elecciones? Sí, sin duda. Desde el punto de vista operativo no parece haber nada en el ambiente que ponga en tela de juicio la realización de la elección. Hay campo, tribuna, equipos de futbol, iluminación, todo lo necesario para jugar, sólo nos falta un abanderado. No hay duda de que la estructura operativa del IFE funciona, y funciona muy bien. Habrá casillas, papeletas, partidos, ciudadanos escrutadores, comités distritales, todo. Lo único que no está completo es el consejo general y por lo tanto hay decisiones que simplemente no se pueden y o se podrán tomar. El riesgo no es, pues, que no de puedan realizar elecciones, incluso no está en riesgo el que los votos se cuenten y se cuenten bien, lo que está en riesgo es la legitimidad de proceso y por lo tanto la credibilidad del resultado.
Nos costó mucho trabajo, muchos años y muchos sufrimiento como país construir el andamiaje institucional para tener certeza en los procesos electorales. A lo mejor ya se nos olvidó, pero fueron muchos los que dejaron la vida en este largo camino a la democracia y mucho dinero, de un país al que no le sobra, el invertido en ello. El IFE tiene que sacar los dientes e imponerse a los partidos. Lo único peor que un árbitro parcial, que era lo que teníamos antes de la reforma que independizó al Instituto Electoral, es es un árbitro débil y domado por los contendientes. Ahí sí la crisis está asegurada. Ese es el camino al despeñadero que hay que evitar.