Las autoridades de Nueva Zelanda cancelaron el jueves la búsqueda de sobrevivientes del sismo de la semana pasada, alegando que es poco probable que alguien que haya quedado atrapado bajo los escombros desde hace nueve días pueda seguir vivo.
El anuncio fue un duro golpe para las familias de más de 200 personas que figuran en la lista de desaparecidas, muchas de las cuales aún conservaban magras esperanzas de escuchar buenas noticias a pesar de que ha pasado más de una semana.
"Ahora enfrentamos la realidad de que no hay posibilidad de que alguien pudiera haber sobrevivido tanto tiempo", dijo el director nacional del Departamento de Defensa Civil, John Hamilton. "Tristemente, se ha llegado al punto en que los esfuerzos cambian de enfoque, de rescate a recuperación de cadáveres", agregó.
Los socorristas han recuperado 161 cuerpos de entre los escombros, pero la mayoría de ellos no ha sido identificado y se cree que decenas más siguen atrapados. Las autoridades creen que la cifra de decesos podría llegar a 240.
Linda Amatillo, la madre de la enfermera filipina que quedó atrapada en el derrumbe del edificio de Canterbury Television, pidió a las autoridades no cesar la búsqueda de sobrevivientes.
"Me dolió cuando escuché que habían dejado de buscar", dijo Amantillo con voz entrecortada. "Nunca he dejado de orar por un milagro".
Su hija Louise, de 23 años, llamó por teléfono y envió mensajes de texto a sus padres en Filipinas poco después del sismo para decirles que había quedado atrapada en los escombros y les pidió darles instrucciones a los socorristas para llegar a ella. Luego de un par de horas dejó de enviar mensajes.
