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La familia al-Ghirayib vive en una de las manifestaciones más extrañas de los 43 años de ocupación de Cisjordania por Israel: una casa palestina en una jaula de metal dentro de un asentamiento judío.
Los 10 miembros de la familia, entre ellos cuatro niños, pueden llegar a la casa solamente a través de un corredor de 40 metros que les conecta con la aldea árabe de Beit Ijza. El corredor pasa sobre un camino empleado por jeeps del ejército israelí y está flanqueado por una cerca de metal de ocho metros de altura.
La misma cerca rodea la casa de un piso, separándola de las casas del asentamiento. Algunas de esas casas están tan cerca que la familia puede oír los insultos de un vecino judío.
Aunque la situación de los al-Ghirayib es inusual, los palestinos dicen que refleja las presiones ejercidas sobre sus comunidades por los más de 120 asentamientos judíos en Cisjordania.
La Autoridad Palestina se ha negado a reanudar conversaciones de paz con Israel mientras continúe la construcción de asentamientos. La ronda más reciente de negociaciones fracasó a causa del asunto en septiembre, apenas tres semanas después de haber comenzado.
Unos 500.000 israelíes viven en Cisjordania y Jerusalén oriental, territorios reclamados por los palestinos para un futuro estado.
Esta semana, los palestinos expresaron su furia con Estados Unidos luego que ese país vetase una resolución en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que condenaba los asentamientos por considerarlos ilegales.
Estados Unidos dice que se opone a los asentamientos, pero que las conversaciones de paz son la única forma de resolver el asunto. Los otros 14 miembros del consejo votaron en favor de la resolución.
"Los estadounidenses han optado por ser los únicos en obstaculizar los esfuerzos palestinos, que tienen el respaldo de la comunidad internacional", dijo el primer ministro Salam Fayyad.
Antes de la votación, Fayyad visitó la casa con la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos, Navi Pillay, quien comentó: "La vida que llevan es inhumana".
Sadat al-Ghirayib, de 30 años, dijo que su padre construyó la casa en 1978 en unas 11 hectáreas de tierra de la familia, donde plantó árboles frutales. Muy pronto, el ejército israelí confiscó parte de la tierra, indicó.
El asentamiento de Givon HaHadasha fue fundado a inicios de los ochenta. Hoy, es hogar de unos 1.000 colonos judíos, algunas de cuyas casas están a unos pocos pasos de la vivienda de al-Ghirayib. Apenas unos pocos árboles de frutas quedan en la propiedad.
En el 2005, se construyó una sección de su barrera de separación en Cisjordania cerca del asentamiento. Los palestinos dicen que la barrera les roba tierras al adentrarse en Cisjordania en algunas partes.
La casa fue la única en la aldea de 700 habitantes en quedar en el lado israelí de la barrera.
Al-Ghirayib, que trabaja en un taller de metales, dijo que él y su familia trataron de frenar la construcción y que el ejército les arrestó. Cuando quedaron en libertad, la jaula había sido instalada, dijo. Cámaras de seguridad en la pesada reja de metal al final del corredor monitorean a todo el que entra y sale.
Relató que oficiales del ejército recientemente amenazaron con cerrar la verja, diciendo que los niños de la aldea vienen a lanzarle piedras al asentamiento.
"Ellos tienen cámaras. Si ven a los niños lanzando piedras, pueden venir a dispararles", dice su padre, Sabri, de 74 años. "¿Qué se supone que yo haga, custodiar la entrada?".
El ejército israelí no comentó sobre si la tierra fue confiscada, cómo fue construida la cerca o si hay planes para cerrar la verja.
En una declaración, dijo que el Tribunal Supremo estaba examinando el asunto de la tierra de la familia y que el ejército había "invertido" decenas de miles de dólares para asegurarse de que la familia puede salir de la casa sin necesidad coordinarlo con el ejército.
Los vecinos están muy cerca. Una tarde reciente, Gary Bar Dov, de 15 años, que vive en un apartamento en un tercer piso junto a la casa, caminaba por el lugar mientras niños dentro agarraban la cerca y le observaban.
"Es muy extraño vivir de esta forma", dijo. "Muy extraño, pero uno se acostumbra".
