Suena a burla instar a la sociedad a involucrarse decididamente en el acontecer nacional, cuando la dirigencia política del país no lo hace o, peor aún, elude su responsabilidad y se interesa sólo por su sobrevivencia.
Día a día, de un modo u otro -frecuentemente hasta de mal modo-, esa clase dirigente deja sentir que muy poco le importa ese acontecer porque su interés está puesto en preservar sus posiciones, prebendas, presupuesto y, desde luego, parcelas de poder. Desde esa perspectiva, se empeña en endosar su responsabilidad al adversario para anular sus posibilidades y, así, acrecentar las suyas.
La clase dirigente pone el esfuerzo no en resolver ese acontecer sino en sacar raja de él y, para ello, toma como rehén a la sociedad mientras el descontrol del país aumenta.
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En ese esquema de comportamiento de la clase dirigente hay desde insignificantes hasta terribles patrones de conducta. A guisa de simple ilustración, van algunos ejemplos.
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A El Día del Presidente lo desplazó El Día del Legislador con la desventaja de que ahora ya no es uno sino varios los días que el titular del Poder Ejecutivo o los principales del Poder Legislativo destinan a ensalzar su figura. El denominador común de esos días es que ni uno ni otro Poder informan. No, el foro se utiliza para anunciar su próxima aspiración o el caro anhelo que no logran concretar. Pregúntele lo que quiera al Presidente o al legislador, éste le responderá lo que quiera.
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Cada minuto de silencio oficial por las víctimas de la impunidad criminal y la negligencia política suma ya horas, días de simulación. Si, en un gesto de generosidad, se ofreciera un minuto de silencio por cada muerto, víctima o victimario, criminal o no, sobre una base conservadora de 40 mil personas, la suma es de 27 días de silencio. Cosa de hacer cuentas.
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El luto nacional decretado con motivo del atentado en el casino de Monterrey no comprende el bombardeo de spots televisivos y radiofónicos, telefonemas y cartas de la propaganda presidencial con motivo del Informe de Gobierno. ¡Hasta la base de contribuyentes del SAT se usa para mandar cartas del mandatario, quedando en la frontera la protección de los datos personales proporcionados al fisco!
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La acción gubernamental en materia de empleo se encara del siguiente modo. No se habla de las plazas de trabajo creadas. No, el asunto se enfoca de un modo distinto: este gobierno perdió menos empleos en la crisis de 2009 que vino de fuera, que los que perdió el régimen priista en la crisis de 1995 que vino de dentro. No se habla de lo hecho sino de lo deshecho. El mejor no es el que creó más empleos, sino el que perdió menos. ¡Eureka!
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En la lógica política, la violencia en nada altera "la normalidad democrática". Sin embargo, a raíz del atentado en el casino de Monterrey, se canceló el Consejo Nacional del PAN, se postergó hasta hoy la fiesta de cumpleaños del secretario José Ángel Córdova Villalobos, que se entiende como su destape por la candidatura albiazul al gobierno de Guanajuato, se postergó la reunión del secretario Ernesto Cordero con militantes de la capital con la que, ocho días atrás, quería atenuar su ausencia en el Consejo Nacional y, por ese motivo, se mudó la sede del mensaje del presidente Felipe Calderón del Auditorio Nacional al Museo de Antropología... pero la violencia nada tiene que ver.
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El conductor de un noticiario convoca a dirigentes partidistas y coordinadores parlamentarios de las tres principales fuerzas políticas. Sin suponer que tal iniciativa periodística deriva de una estrategia oficial de comunicación, imposible siquiera imaginarlo, el conductor presiona a sus entrevistados, en red nacional los pone contra la pantalla hasta que les arranca el compromiso de aprobar las iniciativas que exige el Ejecutivo para actuar. En la pantalla el atorón legislativo queda resuelto. Lo asombroso viene después. Al día siguiente, Gobernación emite un comunicado donde "recibe con beneplácito y reconoce la voluntad absoluta y compromiso común asumido". Se pregunta a la dependencia a qué alude la congratulación, respuesta: no viste la tele. O sea, el conductor de tele actúa como secretario de Gobernación y el secretario de Gobernación como televidente o espectador. La ilusión, sin embargo, dura nada. Se instala el Congreso de la Unión y, en el acto protocolar, el tema a dilucidar entre el PRI y el PAN es qué partido es más corrupto. Bravo.
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El incompleto Consejo General del IFE echa por tierra la idea de la más reciente reforma electoral: bajar el costo a la democracia. A partir de falsas premisas, el IFE reclama un presupuesto exorbitante. Bono especial por trabajar en ¡año electoral! Impresionantes equipos humanos para cada consejero, destacando desde luego el presidente. Compensación para los funcionarios de casillas. Vamos, la amenaza del crimen sobre la próxima elección es lo de menos, el desencuentro nacional también, lo importante no es administrar ese complejo concurso electoral sino gastar. ¡Fiestonón de la democracia!
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El precandidato presidencial de Acción Nacional Ernesto Cordero, pese a la advertencia, sigue usando la Secretaría de Hacienda como plataforma electoral. Cada vez su doble rol se confunde de más en más con el ingrediente de que la herramienta que utiliza para posicionarse en el ánimo de sus simpatizantes es el Presupuesto 2012. El colmo del absurdo es que ni así se logra posicionar como precandidato y sí, en cambio, vulnera al secretario de Hacienda que, en cuestión de días, deberá presentar el documento principal de un gobierno como lo es el presupuesto. Cordero se ha colocado en un brete, esta semana ni será lo que dice ser como tampoco será lo que pretende ser... pero qué importa, ni que el presupuesto fuera tan importante.
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La situación en Monterrey es terrible. El atentado en el casino y la actuación de los hermanos Larrazábal constituyen una radiografía del cuerpo entero de la descomposición política en los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal. Nadie asume su responsabilidad, los tres niveles del gobierno, los dos principales partidos-actores en la entidad buscan cómo echarse la culpa mientras se secan las coronas mortuorias que hoy entristecen a Nuevo León para ver si, así, se regresa a la anormal normalidad.
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Instar a la sociedad a involucrarse con el acontecer nacional, quizá, suponga pedirle desplazar a la clase dirigente interesada no en ese acontecer sino en sobrevivir. Quizá, a eso se refieren.
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