"El valor es fuego; la bravuconería, humo."
Benjamin Disraeli
Pretender que se puede negociar un acuerdo con los narcos es tan absurdo como pensar que se puede obtener con ellos un cese al fuego. El expresidente Vicente Fox parece haber perdido la brújula. Ayer en Washington pretendió arreglar sus declaraciones anteriores, al afirmar que "negociar no es la palabra correcta", pero sólo para añadir que "sí se puede lograr un cese al fuego".
El paralelo que utilizó el expresidente simplemente no es correcto. La negociación con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional podrá haber sido política o éticamente cuestionable, en particular si se considera que éste ejecutó a un número de policías indígenas, pero cuando menos era posible porque había un dirigente visible de la rebelión. "A través de ese diálogo en tres meses lo que fue la idea de Marcos de derrocar un gobierno y hacer una guerra a un país, inclusive separar el territorio, se convirtió en un movimiento social para representar a los indígenas" dijo Fox.
Pero en el caso del narco, ¿con quién va a negociar el gobierno? ¿Cómo identificar al legítimo representante de cada uno de los grupos? ¿Quiénes serán los delegados de Los Zetas, los Caballeros Templarios, los cárteles del Golfo, Ciudad Juárez y Sinaloa y tantos más? ¿Se invitará a la negociación sólo a los narcotraficantes o también a los secuestradores? ¿Y qué pasará con los traficantes de personas? Cuándo algún grupo se dedique a varias actividades delictivas además del narcotráfico, ¿se le invitará también?
¿En dónde se va a llevar a cabo la negociación? ¿En el castillo de Chapultepec, al finalizar alguna de las reuniones con el grupo de víctimas de Javier Sicilia? ¿O sería mejor hacerla en la Secretaría de Gobernación, en el Palacio de Covián, siempre y cuando no esté bloqueada por los antorchistas, los esmesistas o los panchos villas? ¿Y qué pasa con los sicarios? ¿Se permitirá que participen los que mataron a Juan Francisco Sicilia o los que le prendieron fuego al Casino Royale de Monterrery?
¿Qué se les ofrecerá a los criminales a cambio del cese al fuego? ¿Se les dará fuero como si fueran diputados? ¿Y qué pasará si alguno rompe el pacto y mata a algunos rivales o a civiles? ¿Se les perseguirá nuevamente? ¿Cómo distinguirán las autoridades al detener a un criminal si se trata de alguien que ha respetado el pacto o que lo haya violado? ¿Y qué pasará con los familiares de las víctimas anteriores al acuerdo? ¿Se les pedirá una disculpa por permitir que los asesinos de sus familiares se paseen impunemente por las calles?
No nos hagamos tontos. Ni un pacto ni un cese al fuego son posibles. Las autoridades están obligadas a hacer cumplir la ley.
Esto no significa que los gobiernos de México, Estados Unidos y otros países no puedan empezar a estudiar "soluciones de mercado", para utilizar el término del propio presidente Calderón, ante la incapacidad de reducir la demanda tras 50 años de guerra contra el narco. Pero esto no debe ser producto de una negociación. A los narcotraficantes no les conviene las soluciones de mercado. Una descriminalización o legalización de la droga sería un golpe directo a su negocio. La sociedad no puede darse el lujo de preguntarle al monopolio si está dispuesto a permitir una apertura del mercado.
El Estado mexicano debe tomar las decisiones que más convengan a la sociedad sin ninguna negociación. Si estas decisiones obligan a un cambio en las leyes, así sea. Pero ningún gobierno puede darse el lujo de negociar la aplicación de la ley con un grupo criminal.
LEY MORDAZA
Me parece absurdo que los priistas quieran enjuiciar al presidente Calderón por las declaraciones que hizo en una entrevista con el New York Times. Pero no podemos sorprendernos. La legislación electoral en nuestro país está hecha para reprimir la libertad de expresión. Uno a uno los políticos que la promovieron o la aceptaron están teniendo que pagar el costo de la ley mordaza.
Facebook: Sergio Sarmiento(oficial)
