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Sufre más para quitarse reflectores que adversarios. Javier Hernández es el joven que marca la pauta en la Selección Mexicana.
Capaz de robarse la noche gracias a su olfato goleador o a la inmensa popularidad que suele acumular.
Ídolo en ciernes, esmerado en pulir las deficiencias que todavía aqueja dentro y fuera de la cancha. No escatima gota de sudor en entrenamientos, mucho menos en los partidos.
Tampoco en acercarse a otorgar esa firma que resulta todo un tesoro para quien la recibe.
Eterno defensor del bien colectivo por encima del individual, por más que su desempeño le otorgue un sitio privilegiado dentro de la bóveda celestial del balompié.
Diversos atacantes aseguran que el gol es su alimento, pero el tapatío presume que "para mí no. Mucha gente puede pensar así y es muy respetable, pero para mí nunca lo será. Gracias a Dios, lo que me ha dado bastante es entregarme a esta profesión, dedicarme al 100 por ciento, ser bastante disciplinado... Es lo que seguiré haciendo".
"Las anotaciones caerán o no. Obviamente, con eso se ganan los partidos, pero aquí no importa si nada más el delantero los mete", sentencia. "En el último partido iniciamos ganando con uno de Efraín Juárez, así es que hay que disfrutar el futbol y siempre buscar los tres puntos. Nunca debemos poner primero el ego. Lo relevante es el equipo".
Menos de un año y medio de continuidad en el Tricolor le ha sido suficiente para poder brillar en una vitrina especial y amenazar todas las marcas.
Con las tres que le hizo el domingo a El Salvador, el "Chicharito" acumula 17 anotaciones en el representativo nacional; ya está a 11 de Luis García, quien cierra el "top ten" de depredadores más efectivos en la historia del Tricolor.
Comparar su ritmo goleador con el de Jared Borgetti, máximo romperredes en la historia de la Selección Mexicana, invita a la especulación sobre cuánto tardará en superar los 46 tantos firmados por el sinaloense, quien necesitó 42 partidos para alcanzar los 17 que el chico rubricó en sólo 24 presentaciones. Tres mil 40 minutos requirió el "Zorro del Desierto" para llegar a esa cifra; Javier, menos de la mitad (mil 486).
"Estoy contento por lo que hace el equipo. Sé que el hubiera no existe, pero si no hubiera metido algún gol o si no hubiera jugado, lo más importante es que México gane", insiste.
"Queremos trascender como conjunto, no nada más que uno o tres futbolistas lo hagan".
El detalle es que nadie sobresale como él. Efectivo, querido al interior del grupo y muy carismático. Mismo trato le da la afición mexicana.
Así es el "Chicharito", el hombre que revoluciona al equipo nacional con su simple presencia, al que José Manuel de la Torre dio la titularidad en cuanto estuvo disponible, el que ya convoca multitudes, pese a que en su historia como seleccionado nacional apenas se está por terminar el prólogo.
Osorio regresa a Monterrey
El defensa Ricardo Osorio tuvo que regresar a Monterrey para someterse a unas pruebas médicas, por lo que su participación se mantiene en duda.
Osorio tiene una infección en las vías urinarias, la cual le generó molestias desde días atrás, por lo que fue sometido a tratamiento y mejoró, sin embargo volvió a recaer y el cuerpo técnico decidió darlo de baja para que se someta a los estudios correspondientes y así determinar la magnitud de su padecimiento. "Ricardo Osorio presenta una enfermedad infecciosa y desgraciadamente tuvo que volar de Dallas a Monterrey para ser tratado", informó el director de Selecciones Nacionales, Héctor González Iñárritu.
Y es que el zaguero oaxaqueño tiene antecedentes en su familia de enfermedades de próstata, por lo que el responsable médico del Tri, José Luis Serrano, prefirió que se realizaran más pruebas.