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Chinos + clones = ¿amor eterno?

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Chinos + clones = ¿amor eterno?

Chinos + clones = ¿amor eterno?

Socorro Muñoz

¿Le venden una bolsa o cartera, un reloj o un teléfono celular ‘de marca’ a precio increíble? Antes de comprarlo revíselo detenidamente y preste atención a los detalles: una letra invertida o un símbolo al revés puede hacerle notar el porqué de la oferta: está usted ante un clon o una imitación made in China.

Cada oferta crea su propia demanda.

Ley de Say

En la dinámica comercial actual, las estrategias de las finanzas mundiales, los nuevos modelos de las empresas trasnacionales con amplio dominio de la manufactura flexible y la tendencia a las tecnologías de la información (TI), nos hacen pensar que las leyes de la Economía clásica han quedado rebasadas. Sin embargo, siguen llamando al debate y enriqueciendo el análisis del mercado global.

En ese contexto China se ha vuelto un paradigma de análisis para mercadólogos, economistas, expertos en calidad, en recursos humanos, y estudiosos de las TI en los últimos 20 años. Pero desde el punto de vista del consumidor común el país se ha convertido en una ‘curiosidad’, sobre todo por su aparentemente inagotable facilidad para realizar ‘duplicados’ de cualquier producto que pueda nombrarse. Cabe señalar que no es lo mismo hablar de clones/réplicas que de meras imitaciones; los primeros son prácticamente indistinguibles de los originales y por lo tanto aunque tienen un precio mucho menor a éstos, no son precisamente baratos. En cambio las imitaciones son muy económicas, pero a simple vista se nota su mal acabado y nula calidad.

Y es que a lo largo de los años, quienes han visitado los llamados Chinatown de diversos puntos del planeta, han notado lo común que es encontrar en sus calles una gran cantidad de artículos ‘de marca’ -que hoy es posible encontrar en casi cualquier ciudad-, como Rolex y Cartier a precios inimaginables... lo cual se explica al revisar el objeto y ver que no sólo es más barato sino que tiene algún ‘detalle’, a primera vista imperceptible como una letra cambiada: Gocci o Guci en vez de Gucci, o la clásica ‘palomita’ de Nike al revés. Incluso existe una cerveza que en lugar de Corona se llama Cerona, aunque ambas botellas son idénticas. Y lo mismo ocurre con computadoras, planchas para el cabello, software para computadoras y un muy amplio etcétera. A esto se le conoce como clonación o réplica. Pero ¿por qué China fabrica esos bienes? ¿Y más aún, por qué la gente los compra?

MADE IN CHINA

A simple vista puede pensarse que lo que hace China es ‘copiar vulgarmente’ el trabajo de otros. No obstante, en un análisis más profundo podemos observar que este fenómeno forma parte de la planificación industrial del país oriental.

Desde hace más de 25 años diversas empresas trasnacionales decidieron instalarse en China debido a su barata mano de obra, sumada a los incentivos que da el gobierno en general. A cambio de esos beneficios, la nación ha aprendido los procesos industriales de las grandes empresas, los ha perfeccionado e incluso (según la opinión de muchos) mejorado.

Hoy China puede fabricar autos, bolsas, televisores, artículos de línea blanca o electrónica, ropa y calzado, de menor, igual o superior calidad que los originales. Ello se ha visto reflejado tanto con el surgimiento de nuevas marcas como a través de los clones.

Respecto a estos últimos, cabe mencionar que China tiene un notable retraso en lo que se refiere a la protección de la propiedad intelectual, pues aunque ya cuenta con una legislación al respecto, aún enfrenta una cuesta arriba para frenar a los falsificadores, quienes además aparentemente poseen la facilidad de exportar sus productos a todo lo ancho del orbe sin mayor dificultad, lo cual no puede achacársele a la nación asiática.

Por otro lado, quienes son puristas en términos de mercado encuentran escandalosa la existencia de bienes clonados en China.... mismos que responden a la condición económica de innumerables consumidores.

Pongamos un ejemplo: numerosas mujeres alrededor del planeta sueñan con lucir una bolsa Louis Vuitton. Su precio en los anaqueles de los exclusivos centros comerciales no suele ser menor a los 6,000 pesos (y dependiendo del modelo el costo puede triplicarse), mientras que es posible conseguir una Luis Vouitton hecha en China por 800 pesos o menos. Obviamente el valor del accesorio auténtico rebasa las posibilidades financieras de la mayoría de la población no sólo en México, sino en gran parte del mundo. Es así que quien crea la réplica lanza una oferta que de inmediato encuentra una demanda, en este caso de las incontables mujeres que tienen la ‘necesidad’ del objeto mencionado.

Asimismo, desde el punto de vista mercantil quien manufactura y comercializa productos de una marca prestigiosa sabe que quien adquiere reloj Switch carece del poder monetario para llevarse a casa un Swatch. Por ello no toma al clon como su competencia, al contrario, éste le ayuda a promocionarse.

CONSUMIDOR INFORMADO

Es importante que como consumidores nos mantengamos alertas y conscientes de lo que compramos. En el mercado es alta la diversidad de artículos originales, réplicas de distintas calidades, etcétera. Necesitamos aprender a conocer qué es lo que buscamos para no llevarnos una sorpresa. Si queremos un producto legítimo lo primero que debemos tomar en cuenta es el precio por el cual nos lo ofrecen; si está muy por debajo del que sabemos cotiza la marca, aunque luzca perfecto no podemos ignorar a qué se debe la diferencia en el costo.

Si lo que deseamos es un bien que en apariencia sea de renombre y pagar poco por él, un clon puede ser una buena alternativa, siempre y cuando tengamos en cuenta que al adquirirlo aceptamos un riesgo en términos de calidad. Quizá la ganga en cuestión nos dure apenas dos días, no hay que olvidar el dicho: “Lo barato sale caro”. Desde luego, también existe la posibilidad de correr con suerte y obtener un artículo de excelente manufactura, pese a no ser auténtico.

La decisión final es de cada consumidor; recordemos que mientras exista demanda de clones habrá quien se encargue de ponerlos al alcance de nuestras manos; y no hablamos sólo de los chinos, ya que lamentablemente México también se caracteriza por su tendencia a ‘versionar’ numerosos productos.

Correo-e: smunoz@elsiglodetorreon.com.mx

LA CLONACIÓN DE LA MANZANITA

El pasado mes de julio una noticia sorprendió al mundo entero: en China se encontraron más de 20 tiendas Mac falsas. El escándalo internacional surgió a partir de que un blog estadounidense hizo públicas las fotos de uno de esos establecimientos, en el que todo estaba tan fielmente reproducido que incluso los mismos empleados desconocían que se trataba de una Mac Store ‘pirata’.

Cabe aclarar que si bien los locales operaban sin autorización del emporio fundado por Steve Jobs, los productos que se vendían eran originales Apple. Por ello el gobierno chino ordenó únicamente que suspendieran el uso del logotipo de la manzana pero clausuró sólo las tiendas que carecían de permiso comercial.

Fuente: CNN.

Quien manufactura y comercializa productos de una marca prestigiosa sabe que quien adquiere un reloj Switch carece del poder monetario para llevarse a casa un Swatch. Por ello no toma al clon como su competencia

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