"Algunos cambian de partido para defender sus principios; otros de principios, para defender su partido."
Winston Churchill
Un Chucho reemplaza a otro. Literalmente. Jesús Zambrano sustituye a Jesús Ortega como presidente nacional del PRD. Nueva Izquierda, ese movimiento moderado conocido como de los Chuchos, ratifica así su liderazgo formal sobre el principal partido de izquierda del país.
Pero la presidencia no otorga control. Izquierda Democrática Nacional, el movimiento encabezado por René Bejarano, cuyo bastión es el Distrito Federal, obtuvo un sólido segundo lugar en la elección interna realizada este pasado fin de semana en el consejo político nacional del PRD.
Bejarano no es formalmente miembro del consejo y no participó en la elección. Dolores Padierna, su esposa y aliada política, fue la representante del movimiento en la elección interna. El segundo lugar que consiguió le permitió quedarse con la secretaría general, el segundo puesto en la jerarquía del partido.
Bejarano aprovechó la reunión para presentarse una vez más públicamente como miembro del PRD. Exhibió, de hecho, su nueva credencial, la cual obtuvo el 17 de marzo en un módulo normal de afiliación. Ha concluido así la "licencia" que pidió para defenderse ante los tribunales y la opinión pública después de haber sido mostrado en un video recibiendo fajos de dólares del contratista Carlos Ahumada.
La ausencia, si es que alguna vez la hubo, no disminuyó la fuerza de Bejarano. Los líderes del partido, especialmente en el Distrito Federal, no postulaban candidatos si no contaban con su visto bueno. Padierna, por otra parte, no muestra ninguna inclinación de quedarse en un lugar secundario ante el liderazgo de los Chuchos. Este fin de semana, una vez que se definió la jerarquía del partido, lanzó advertencias al nuevo presidente: "Cada vez que sepa yo que Zambrano quiere reunirse con Calderón o con el PAN, no lo va a poder hacer." No son las palabras que uno esperaría de una funcionaria de partido ante su jefe, sino de una rival que se sabe fuerte y que le señala a su superior que lo va a vigilar y a cuestionar en caso de que presente la menor desviación del dogma del partido.
Padierna y Bejarano no se representan en realidad a sí mismos. Su trabajo lo hacen a favor de Andrés Manuel López Obrador. Éste aprovechó el domingo 20 de marzo, mientras el PRD renovaba su dirigencia, para llevar a cabo una reunión en el Auditorio Nacional para impulsar su ya prolongada campaña para la Presidencia de la República en el 2012. López Obrador ni siquiera mencionó al PRD en su presentación. Lo significativo es que, mientras se desarrollaba el proceso de elección interna del partido, Padierna encontró el tiempo para asistir al Auditorio Nacional a escuchar a su verdadero jefe.
Los Chuchos pueden enorgullecerse de haber mantenido la presidencia nacional del PRD. La gran pregunta es si podrán hacer algo con ella. Jesús Zambrano ha rechazado que pueda tener reuniones con el presidente Felipe Calderón: el dogma de la elección robada en 2006 lo mantienen en el PRD incluso los Chuchos. Pero Zambrano argumenta que es absurdo no dialogar con representantes del PAN.
La idea de una posible alianza con el PAN en el Estado de México, en particular, sigue viva. La decisión final, dice Zambrano, la tomarán los propios mexiquenses en una consulta ciudadana. Pero es evidente que en caso de que se ratifique la alianza, el rompimiento con los lopezobradoristas, y con la propia secretaria general del partido, será definitivo.
En tiempos de Cuaresma el presidente Calderón consiguió la cabeza del embajador de Estados Unidos, Carlos Pascual. Seguramente el mandatario mexicano ve esto como un gran triunfo personal. El problema es que nada de lo que señala Pascual en los memorandos filtrados por WikiLeaks, y que han generado su renuncia, es falso. Quienquiera que lo reemplace en el búnker del Paseo de la Reforma ofrecerá a Washington los mismos puntos de vista.
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