"Teníamos la política de que sólo llegaba una aerolínea extranjera si una aerolínea mexicana podía ir a ese país."
Felipe Calderón
El proteccionismo ha costado empleos y prosperidad a nuestro país. Este martes, 27 de septiembre, el presidente Felipe Calderón mostró un gran valor al anunciar su intención de enfrentarse a una de esas prácticas proteccionistas que han tenido un alto costo para los mexicanos.
En un afán de proteger a las aerolíneas nacionales, el gobierno mexicano estableció hace mucho tiempo una política de reciprocidad en la autorización de vuelos comerciales. Para que las autoridades aeronáuticas nacionales pudieran autorizar vuelos a México de una aerolínea extranjera, debía haber una línea nacional que proporcionara el servicio en esa misma ruta.
Quizá las aerolíneas mexicanas se hayan visto beneficiadas por esta política, que reducía la competencia de manera artificial. Pero el resultado neto ha sido un empobrecimiento del país al disminuir el turismo hacia México.
En los últimos tiempos hemos visto un cambio de política que el presidente Calderón está ahora articulando públicamente. Con la desaparición de Mexicana de Aviación, varias aerolíneas extranjeras han recibido autorización para operar en rutas que se habían quedado sin servicio o con servicio insuficiente. Un nuevo convenio aéreo con Canadá ha permitido también que cualquiera aerolínea canadiense o mexicana pueda dar servicios en cualquier ruta entre los dos países.
Este tipo de medida tiende a aumentar la participación de las aerolíneas extranjeras en el mercado de vuelos internacionales a nuestro país. Las aerolíneas internacionales han ganado ya terreno en el mercado mexicano en un momento en que las nacionales no han logrado recuperar las cifras que tuvieron antes de la suspensión de vuelos de Mexicana.
La respuesta miope a este fenómeno sería cerrar las puertas otra vez. Esto sólo nos haría daño a nosotros mismos. Desde un punto de vista práctico las aerolíneas mexicanas simplemente no están llenando los huecos que ha dejado Mexicana. Son muchas las rutas que no tienen ya un servicio adecuado. Es tardado y costoso conseguir nuevos aviones, contar con pilotos y tripulaciones con adiestramiento, establecer infraestructura y personal de tierra en los aeropuertos.
Los mexicanos no podemos aceptar tampoco que una vez que las aerolíneas nacionales llenen los huecos de Mexicana se regrese al sistema anterior. La doctrina de la reciprocidad nos lastima a nosotros. Si ninguna aerolínea mexicana quiere volar, por ejemplo, a Italia, a Bélgica o a Rusia, ¿por qué debe ser esto un obstáculo para que las aerolíneas de esos países lleguen a nuestro país?
La experiencia nos dice que uno de los factores que más directamente inciden en las decisiones de viaje de los turistas potenciales es la disponibilidad de vuelos directos. Si el presidente logra imponer efectivamente una política de cielos abiertos, independientemente de cuál pueda ser la actitud de las aerolíneas nacionales, el resultado será un incremento en el flujo de pasajeros a México. Esto beneficiará a la industria turística y generará mayor actividad económica y empleo.
El proteccionismo con el que se busca cobijar a industrias nacionales de la competencia internacional ha tenido consecuencias devastadoras para el empleo y la prosperidad de los mexicanos. Hay que aplaudir que el presidente Calderón busque limitarlo ahora en la industria de la aviación comercial. Pero habría que aplicar la misma filosofía de apertura al resto de la economía nacional.
DEPÓSITOS EN EFECTIVO
El SAT ha encontrado 90 mil millones de pesos en depósitos en efectivo en los bancos en 2009 que no están amparados por las declaraciones fiscales de 500 mil personas. Ahora la institución buscará cobrar los impuestos correspondientes. Esto puede ser un enorme golpe de recaudación logrado simplemente con el cruce de información electrónica.
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