Primero, porque es muy sabroso; segundo, porque permite pasarse horas arreglando el mundo; tercero, porque da trabajo a muchos meseros; cuarto, porque a la hora de una "cruda" ayuda a disimularla, y quinto, porque es un delicioso vicio.
Los ricos no avaros. Aquí en Durango muy poquitos los conocen.
Quién sabe por qué estará yendo menos gente a los bancos.
Ya se dieron cuenta que eso deja mucho más que andar sirviendo cafecitos en los aviones.