Probablemente usted ya olvidó, o nunca supo, que el avispón verde fue un serial de radio, desarrollado hace casi 80 años por los creadores del Llanero Solitario. Si usted es como yo, tendrá una vaga idea de la serie de televisión de los sesenta, de la que sólo recuerda al joven Bruce Lee en el papel de Kato. Y puede silbar, por supuesto, el tema musical, pero ese crédito pertenece a Rimsky-Korsakov y al extraordinario trompetista Al Hirt. De ahí en más, neblina verde. Entonces, sin mitología que profanar ni memorias que ofender, de la película de El Avispón Verde podíamos esperar lo que fuera. Y justo eso obtuvimos.
Para disfrutar de la nueva versión del Avispón, mejor habría que familiarizarse con la obra del director/productor Judd Apatow y del actor/escritor Seth Rogen, viendo comedias como Ligeramente Embarazada, Supercool, y sobre todo Piña Express, a la que en espíritu se parece bastante. No está de más repasar las cintas y videos musicales del francés Michel Gondry, un genio indiscutible en lo que a innovación visual se refiere, aunque no tanto con la construcción de historias. Si le apetece realizar el esfuerzo, si ya está familiarizado con los realizadores, o si su tipo de humor le late, seguro encontrará El Avispón Verde con frecuencia hilarante, y al final, sólo ligeramente decepcionante.
Porque el arranque de la cinta, su primera hora, es un ataque divertidísimo y despiadado, disfrazado de homenaje, a la estructura clásica del cine de súper héroes. El trauma original del héroe, que lo lanza a la carrera de justiciero; el reclutamiento de un secuaz; la paulatina construcción de una identidad propia; todo se ha calcado del bien conocido molde de Marvel y DC Comics, pero haciendo evidente su mecanismo solemne, implausible y rutinario con el uso de protagonistas improbables y el humor adolescente y grosero de la casa Apatow. Añade genialidades ocasionales de Gondry y tendrá un platillo apetecible para los fans, no de los superhéroes, sino del talento involucrados. Es una pena que el soufflé se desinfle a la mitad y apenas alcance a levantarse de nuevo al final.
Hay un villano fabuloso y una Cameron Díaz innecesaria, pero el centro de la película, fuente de lo que tiene de bueno y lo malo, es la relación entre El Avispón Verde y Kato, que buscan desesperadamente, aunque con poco éxito, sobreponerse a los papeles de amo y sirviente que la historia les endilga. En la práctica, las habilidades de Kato para combatir el crimen son infinitamente superiores, ambos lo saben, pero la fama y la gloria son para quien financia la empresa. Por su parte Gondry y Rogen, como director y escritor, sostienen con regular éxito su lucha. Su lucha por un mundo que aprecie la dimensión infantil y lúdica de los súper héroes tanto como sus ambiciones épicas o trágicas. Su lucha por jugar indisciplinada e irresponsablemente con los millones de los estudios. Su lucha por un mundo en que El Avispón Verde y Kato dejen de ser empleado y patrón, sirviente y amo, para ser simplemente brothers.