A un año de que agentes estadounidenses asesinaron a golpes al mexicano Anastasio Hernández Rojas, su familia sigue clamando por justicia, mientras los agresores continúan trabajando en sus cargos sin siquiera ser sancionados.
El director del Comité de Servicios a los Amigos Americanos de Estados Unidos, Christian Ramírez, denunció que además se han registrado nuevos casos de agresiones, ante la aparente apatía del gobierno mexicano.
La noche del 28 de mayo de 2010, Hernández Rojas iba a ser deportado por la Puerta México, pero a unos metros de llegar al país fue golpeado por una veintena de agentes que le propinaron numerosas descargas eléctricas que le provocaron muerte cerebral.
Mientras testigos exigían que dejaran de golpearlo, el hombre gritaba "¡noooo!, ¡ayuda!", hasta que quedó inmóvil y fue llevado a un hospital donde finalmente murió a los cuatro días.
El entonces delegado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Reynoso Nuño, aseguró que no contaban con cámaras que grabaran los hechos, pero una semana después un estudiante de medicina de San Diego, California, entregó un video que tomó con su teléfono, material que fue utilizado como prueba en el proceso.
Christian Ramírez explicó que la familia del connacional interpuso una demanda jurídica que no ha prosperado, y ahora podrían interponer un recurso civil ante el Departamento de Justicia que atrajo el caso.
El activista acusó que mientras el caso Anastasio Hernández sigue impune, otros hechos similares se han acumulado y evidencian que la agresión es una constante en el trato de agentes migratorios contra migrantes. Hoy viernes, familiares, amigos y activistas se manifestarán en la zona donde Anastasio fue asesinado para exigir justicia.