CLAMOR
Es inteligente hacer una planeación anticipada de actividades que conmemoren la primera toma de Torreón, que en esta ocasión tiene la particularidad de ser fecha centenaria; la celebración es el 15 de mayo y desde ahora nos están invitando a los eventos que recordarán esos hechos históricos.
Entre las actividades anunciadas podremos reflexionar viendo un documental, presentaciones de libros y conferencias con temas relacionados a esta fecha, sustentadas por prestigiados historiadores como Sergio Corona, director del Centro de Investigaciones Históricas de la Ibero, y Pedro Salmerón, autor del libro "La División del Norte", entre otros.
Esto es una forma de difundir el conocimiento muy importante, desafortunadamente la afluencia de personas es selectiva y reducida.
Quizás estemos a tiempo para que en un esfuerzo coordinado de las tres ciudades conurbadas se organice algún evento que implique la participación popular; nos atrevemos a proponer un festival masivo donde los ciudadanos se involucren ya sea disfrazándose de revolucionarios y Adelitas, y escuchando corridos villistas, cosas que aportan menos conocimiento que una conferencia, pero mayor sentimiento de identidad.
Nos integrarían más como región a las ciudades laguneras en las que la Revolución es un elemento determinante en nuestro origen. Las tomas de Torreón, en realidad fueron tomas de La Laguna.
La Laguna fue un crisol de la Revolución con hechos muy significativos tanto en Coahuila como en Durango, por ejemplo: la batalla del Cerro de la Pila, en Gómez Palacio, y en San Pedro, Francisco I. Madero escribió el libro la Sucesión Presidencial de 1910.
Para mí lo más significativo de la primera toma de Torreón fue la demostración práctica de la fuerza alcanzada por los revolucionarios laguneros que apenas seis meses antes fueron obligados a huir de Gómez Palacio y Lerdo regresando multiplicados por la nobleza de sus ideales.