El día de ayer al estar leyendo las noticias entre otras encontré: que cientos de familias están abandonando sus colonias por miedo, que se acaban los espacios en el panteón, que los niveles de arsénico en el agua son un peligro para la salud pública y otras que aparentemente no tienen relación entre sí...
Tuve imágenes fatalistas de lo que será dentro de quizás cincuenta o poco más años. Imagine el resultado de la investigación de algún sociólogo o historiador que trate de explicar las causas del porque la Región Lagunera es un conjunto de ciudades fantasmas.
Pensé en que esto puede ser en muy poco tiempo por lo vertiginoso en que hoy se dan transformaciones sociales, sobre todo cuando hay incentivos con inversiones enormes de cuatro mil millones de pesos en la construcción de un centro penal federal en Gómez Palacio y el impacto que tendrá en la región.
Seguramente ese investigador daría cuenta al hacer consultas hemerográficas de que algunas voces no fueron escuchadas y que el inicio la autoridad municipal tuvo que suspender la obra de la autoridad federal, pues no se habían hecho ningún trámite correspondiente. Y que incluso hubieron de apersonarse policías municipales para asegurar el paro temporal de las obras, esto es ya imborrable, es algo que ya marco el inicio del penal.
Este fue un pensamiento fatalista como aclare al inicio de este texto, pero estamos a tiempo de revertir ese futuro, nosotros lo estamos construyendo hoy. En lo personal cada uno elegirá la mejor opción para no llegar a esos extremos, en lo colectivo necesitamos exigir a las autoridades que reaccionen. Ojalá que ese historiador imaginario de cuenta de una Comarca Lagunera que se lleno de museos, que recupero los espacios públicos y que se abrió a la participación de los ciudadanos, pues esa rapidez de los cambios sociales también puede ser usada a nuestro favor.