Con una disculpa por la ausencia de esta columna que en dos ocasiones no se publicó por razones estrictamente personales. Regreso nuevamente con este vicio de externar públicamente mis puntos de vista.
En esta ocasión trataré sobre la modorra. Sí, pues sin otra explicación que la desidia de que la división de estudios superiores del Instituto 18 de Marzo sigue sin contar con infraestructura propia y digna de una universidad.
En 1997 el gobernador constitucional del Estado emitió un decreto administrativo que creó la División de Estudios Superiores del instituto, como un organismo de Educación Superior, con personalidad jurídica y patrimonio propio, autorizado para impartir estudios en las carreras profesionales de Contaduría Pública, Auditoría y Administración Industrial. Iniciando actividades en agosto de ese mismo año.
Actualmente imparte además estudios de Postgrado (3 maestrías) en Administración de Tecnologías y Sistemas de Información, Educación y Ciencias Computacionales, así como la Licenciatura en Derecho.
En calidad de mientras, lleva ya 14 años prácticamente en el asilo de las instalaciones de la secundaria y preparatoria del mismo nombre.
La secundaria cuenta con 750 alumnos, la preparatoria con 700 y la profesional con 850; un total de 2,300 estudiantes de distintos niveles compartiendo los mismos espacios y solamente por dar un dato para ilustrar sobre la situación en que se encuentran los estudiantes: sólo cuentan con 3 centros de cómputo con 150 equipos.
Ciertamente se han abierto otras universidades públicas en la Comarca Lagunera de Durango, pero todas ellas tienen apoyo de presupuesto de origen federal.
Ah, pero el atole con el dedo nunca nos ha faltado; a los 24 días del mes de febrero del año 2010, como todo profesional en embaucar, la anterior Legislación Estatal, a propuesta del gobernador en turno, inscribió con letras doradas en su recinto el nombre del emblemático "Instituto 18 de Marzo". En el decreto del Congreso de Durango se lee entre otros considerandos: "ahora bien, del estudio efectuado, se desprende que la inscripción a que se alude, representa un reconocimiento a la importancia, tradición, presencia, proyección y raigambre intelectual que ha significado para los habitantes de la Comarca Lagunera dicha institución educativa". Entonces ¿por qué no le dan ese reconocimiento en los hechos, con infraestructura? Un verdadero reconocimiento a los profesores y a los alumnos que son los que han hecho grande a ese instituto y que han solicitado un espacio digno.