Tranquilidad aparente. Colombia se encuentra todavía a la expectativa de la reacción e las FARC sobre el tema de la paz.
En un ambiente de tranquilidad, pero con temor a posibles represalias, Colombia sigue a la expectativa de las consecuencias de la muerte del máximo jefe de las FARC, "Alfonso Cano", por la situación de los secuestrados que están en poder de la guerrilla y las acciones militares en la zona del Cauca.
En diálogo, el gobernador del departamento del Cauca, territorio en el que murió "Cano", Guillermo Alberto González, señaló que ya sin la presencia del máximo jefe de las FARC, la ocasión se convierte "en una oportunidad para llegar a un proceso de paz".
Recordó que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, dejó abierta esa posibilidad siempre y cuando los rebeldes "muestren hechos de paz" como dejar libres a todos los secuestrados y cesar las acciones terroristas.
"Está demostrado que la guerrilla no tiene protección. A sus dirigentes se les ubica, se les persigue", señaló González, quien se preguntó por qué insistir en ese camino que le ha costado tantas vidas al país.
"Lo que les queda (a las FARC) es mostrar hechos de paz", recalcó el gobernador, quien señaló que lo que ahora percibe en la población de su departamento, es un "soplo de alivio, de tranquilidad". Explicó que por orden del alto Gobierno, desde el día en que se comprobó la muerte de "Alfonso Cano", al departamento llegaron dos mil hombres para reforzar la seguridad "en busca de prevenir cualquier retaliación contra la población civil". En todo caso, resaltó que la Operación "Odiseo" fue "importante no sólo para Colombia, sino para el mundo".
González también condenó el ataque que presuntos guerrilleros de las FARC perpetraron contra el caserío Piendamó que dejó un civil muerto y tres policías heridos. En esa acción, la primera que ocurre desde la muerte del máximo jefe de las FARC, también dejó 19 viviendas afectadas por la explosión de dos cohetes artesanales lanzados desde una camioneta.