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COLUMNA DE HÉRCULES

INNOVACIÓN

JUAN CARLOS ALONSO CARREÓN

Los gobiernos hablan de innovación y mejora gubernamental, pero, ¿en realidad qué es lo que se percibe?, pareciera que quienes dirigen la administración pública que se ejerce en nuestro país no se ocupan de establecer y aplicar los conceptos y alcance de la dirección estratégica, así como de formular, implementar y evaluar planes a largo plazo.

La planeación debe ser un instrumento de apoyo para implementar una estrategia que al realizar una serie de acciones, verdaderamente vayamos resolviendo los problemas que nos afectan a todos como ciudadanos y habitantes de una ciudad, estado o país.

No sólo es cuestión de salir temporalmente de problemas sociales, es aplicar estrategia para en un plazo determinado estar socialmente mejor, los indicadores macroeconómicos de nada sirven si millones de mexicanos viven en la miseria, en verdad se requiere hacer lo necesario para vivir un futuro deseado para un mayor número de personas.

Un término utilizado en organizaciones tanto privadas como públicas es planeación estratégica, en razón de que pueden estar operando eficientemente pero en el rumbo equivocado.

Pareciera que los gobernantes carecen de visión para implementar estrategia pensando a futuro, estoy convencido que con habilidad y talento podrían trabajar en tres vertientes, una es resolviendo los añejos problemas y si no se consideran electorales o populares es porque carecen de visión, otra vertiente es lo que si consideren popular pero que sea efectivo, eficiente y necesario, y la tercer vertiente es diseñar políticas públicas a futuro, basadas en planeación y dirección estratégica con objetivos específicos establecidos y medibles, firmados por todos los actores sociales, políticos y económicos de la región.

Se requieren canales de comunicación entre los actores comprometidos a participar en un plan estratégico, así como la dirección a seguir, y efectivamente, la palabra para un resultado benéfico a todos los involucrados y círculo cercano es participación.

De nada sirve un plan con buena estrategia sin una dirección que guíe las operaciones conforme a la estrategia establecida, así como la disposición de los recursos con que se cuentan y con creatividad utilizarlos.

Claro que se deben considerar las limitaciones propias de cualquier planeación, crisis imprevistas, la resistencia de quienes ganan con una situación caótica o simplemente quienes desean que la sociedad juarense, chihuahuense, mexicana o la vida en general no mejore, con la resistencia de quienes desean y luchan porque todo siga igual o peor.

Implantar políticas públicas basadas en participación ciudadana y acordes a una dirección conforme a un plan que nos ayudara a mejorar nuestras condiciones de vida y garantizar que varios problemas sean resueltos de la mejor manera es acatar reglas cotidianas y funcionales.

Si hablar de administración estratégica, planeación estratégica, dirección estratégica no es novedoso y pareciera que son conceptos cuya actuación es utilizar el sentido común, ¿cómo es que no percibimos sus aplicaciones en la Administración Pública?

Debemos enfocarnos en implantar modelos de participación ciudadana (que es una propuesta tan antigua como la antigua Grecia) con un proyecto definido por un plan estratégico y garantizado por la dirección desde el ejercicio de gobierno, pues es común enfocarnos en perfiles personales en las propuestas electorales, buscamos héroes redentores o caudillos. Hoy día creo esta más sustentado el dejar de lado el maniqueísmo, hemos visto buenos y malos gobernantes emanados de todos los partidos políticos, si bien es cierto los líderes o gobernantes pueden ayudar o perjudicar a una nación o a una ciudad, también es cierto que sin proyecto de nación o de ciudad estos líderes mantendrán a la deriva y sin sentido social sus acciones y políticas públicas. La gobernabilidad requiere de la participación ciudadana, el ejercicio de gobierno requiere de responsabilidad, de administrar los recursos públicos además con honestidad, con una dirección estratégica y con compromiso social. El pacto social, ese contrato de sociedad y gobierno, debe redefinirse.

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