"Quizá la vida es injusta, pero es la vida".
Anónimo
Nadie duda de los méritos de Agustín Carstens para ser director gerente del Fondo Monetario Internacional. Pero cuál es el sentido o la prisa de postularlo cuando apenas se hizo cargo del Banco de México en enero de 2010 y las posibilidades de que se le escoja son virtualmente nulas.
Quizá sea injusto que Estados Unidos y los países europeos se hayan repartido desde 1945 el control del Banco Mundial y el FMI. Pero esta es la realidad. Llegará algún momento en que un japonés, un chino, un latinoamericano o un africano sea director gerente del FMI o presidente del Banco Mundial, pero no parece que esto vaya a ocurrir ahora.
Para ser director gerente del FMI se requiere un mínimo de 85 por ciento de los votos de la Junta de Gobierno. Los votos no se asignan uno por país sino en razón de la aportación de capital de cada uno de los miembros. Así, Estados Unidos, con 17.75 por ciento de los votos, tiene un virtual veto sobre las decisiones importantes del Fondo, incluida la designación del director gerente. Los países europeos cuentan, en conjunto, con alrededor del 32 por ciento. Sin un acuerdo entre Europa y Estados Unidos, no es posible nombrar ni al director gerente del FMI ni al presidente del Banco Mundial. Y no se ve claro que ninguno quiera abandonar sus privilegios, ni que el resto de los países busquen salir de estas instituciones para crear las propias, las cuales tendrían que capitalizar.
Ayer Christine Lagarde, la ministra de finanzas de Francia, abogada y no economista, formalizó su candidatura a la dirección del FMI. Al contrario de Carstens, a quien el Gobierno de México lanzó "como al Borras", la francesa ha hecho todo el trabajo previo para asegurar que su candidatura tenga posibilidades de prosperar. Lagarde no sólo tiene el lógico respaldo del Gobierno conservador de Sarkozy, sino que ha buscado congraciarse también con la izquierda francesa. Ella misma fue ministra de comercio en el Gobierno del primer ministro socialista Dominique de Villepin, pero fue cuestionada por aceptar el cargo de ministra de finanzas bajo el presidente Sarkozy. En una conferencia de prensa ayer con motivo de su postulación, Lagarde alabó el papel del socialista Dominique Strauss-Kahn como director gerente del Fondo.
Lagarde ha logrado no sólo el apoyo de las dos principales fuerzas políticas de Francia, sino también de la mayoría de los gobiernos europeos, incluyendo los de Alemania, el Reino Unido y los Países Bajos. También ha conseguido el aparente respaldo de China, que como la mayor potencia emergente del mundo sería crucial para cambiar el actual sistema de elección del director gerente del FMI.
El periodo de postulaciones, que comenzó ayer, concluirá el 10 de junio. Se espera que antes del 30 de junio se nombre al nuevo director o directora. Lagarde ha anunciado que realizará una gira internacional para hablar con representantes de los principales gobiernos. Ya ha tenido una conversación telefónica con Carstens y ha dado la bienvenida a la "competencia". Hasta este momento sólo se han presentado las candidaturas de Carstens y de Lagarde. La abrumadora favorita es ella.
Ahora bien, en el caso de México, cabe preguntarse: ¿qué necesidad? ¿Qué importa si Carstens es el mejor economista del mundo? Si ya el Gobierno de Felipe Calderón decidió utilizar a Carstens para quitar a Guillermo Ortiz del Banco de México, ¿para qué tratar de sacarlo del país 17 meses después? Y si la idea es deshacerse de Carstens, ¿por qué mandarlo a una batalla que no tiene posibilidades de ganar?
Cuando el secretario de seguridad pública, Genaro García Luna, acepta una condecoración extranjera sin permiso del Congreso, está demostrando su desprecio a la ley. La sanción es la pérdida de la nacionalidad, pero nadie se atreve a aplicarla. Una vez más se reitera que en México los funcionarios están exentos de cumplir la ley.
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