Amor Hoy, Día del Amor y la Amistad, es agradable recordar los momentos felices y lo que más atrajo en una persona para casarse con ella. Todos los días son ideales para demostrar el cariño.
Vivir cada etapa del noviazgo, casarse en un estado de madurez e independencia tanto emocional como económica, darle siempre su espacio a la vida de pareja dentro de la familia y comunicarse son procesos primordiales para el éxito de un matrimonio, explicó José Ángel Zúñiga Bacio, director de Atención al Desarrollo Familiar y Humano del DIF Estatal Durango.
Los consejos podrían sonar sencillos, pero en la práctica la falla de ellos son las causas de los matrimonios y divorcios tempranos. Los divorcios se han elevado.
La función social del matrimonio es la unión del hombre y la mujer por voluntad y amor para formar una familia para convertirse en el primer núcleo de educación.
El especialista explicó cómo se ha perdido la concepción del matrimonio y ahora "se le ve con otro interés, como libertinaje, sexo o solo por motivos legales".
Existen muchas corrientes e ideologías que han modificado los tipos de relaciones y familias.
Aun con todo lo anterior en contra, no es imposible formar una familia.
MADUREZ
El noviazgo es la antesala del matrimonio y desde esta primera convivencia se nota el desinterés por contraer un compromiso y no se tiene una visión clara del futuro.
Una de las medidas tomadas es vivir en unión libre, en donde si funciona la prueba a la que se somete la pareja, siguen juntos y tal vez consideren casarse.
La unión libre es el reflejo de la falta de compromiso y seriedad.
Hoy en día la unión libre o legal es en personas cada vez más jóvenes, factor que influye en que los matrimonios también duren poco tiempo.
La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) del 2009 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) arrojó que la edad promedio de matrimonios en Durango es de 24.4 años, 25.4 en los varones y 23.4 en las mujeres.
Casarse es compartir la vida con una persona para toda la vida y el que no se sostenga por tanto tiempo es debido a la falta de madurez.
Cuando una persona posee independencia económica, madurez emocional, seguridad, un proyecto de vida y sus metas claras, está listo para casarse.
VIVIR A SU TIEMPO
Durante el noviazgo las parejas deben pasar por tres fases: el conocimiento, el enamoramiento y el amor.
La primera se da con la atracción y se comparten los gustos; la amistad es el tipo de cariño que deberá madurar a la siguiente etapa.
"Todo es color de rosa". Con esta frase se puede identificar a la etapa del enamoramiento; ambas partes aportan lo mejor de sí y solo ven los rasgos positivos del otro. No hay cabida para los errores o desacuerdos.
Muchas parejas se casan en esta etapa y es el motivo del fracaso, pues no se conocen tal como son.
La última vivencia del noviazgo es el verdadero amor, "cuando se quitan la venda, se aceptan a sí mismos y aceptan a su pareja con toda su complejidad".
Aquí se es consciente de los defectos, el carácter y hábitos y se acepta a la persona con todo ello y se le quiere por quien es.
Si la pareja alcanza la conciencia están listos para el siguiente paso.
El psicoterapeuta aclaró que no hay un tiempo definido para la duración de cada etapa ni para el noviazgo; tampoco se sabe cuánto tomará conocer a una persona porque, de entrada, nunca se conocerán a la perfección.
La duración depende de la madurez de cada persona y de cómo lleven su relación.
En el caso de los noviazgos muy largos, se deberá analizar por qué no se ha podido establecer el compromiso del matrimonio.
"TÚ Y YO Y NUESTRA FAMILIA"
El matrimonio es un ciclo vital donde hay un momento para la pareja, otro para la familia y uno más donde vuelven a ser solo dos.
La primera etapa del matrimonio es el acoplamiento. En ella se continúa con el descubrimiento del otro y se adaptan ambas personalidades a la vida en común. Este proceso lleva tiempo, aunque tampoco hay uno definido.
Luego de acoplarse y sus libertades y madurez estén consolidadas, se está listo para ser padres.
Uno de los problemas cuando llegan los hijos es que alguna de las partes, por lo general el padre, se siente desplazada por el nuevo ser.
Es normal que la atención de ambos se centre en el hijo, mas deben destinar tiempo a la vida en pareja con actividades entre ellos.
Durante la adolescencia los matrimonios se descuidan más porque los problemas típicos de la etapa del menor los absorbe al igual que educarlos.
Entre las ocupaciones del trabajo y los niños la pareja deja de comunicarse, "los divorcios se dan por conflictos pequeños que nunca se hablaron, no se solucionaron y con el tiempo se volvieron grandes", reflexionó.
Por ello son necesarios los instantes para platicar, exponer sus incomodidades, conocer los sentimientos del otro y brindarle apoyo.
Los esposos llegan a distanciarse tanto que cuando llega la etapa del "nido vacío" se les hace difícil volver a disfrutar estar solos; entonces recurren al cuidado de los nietos para repetir el ciclo de crianza.
Al irse los hijos, los padres tienen la oportunidad de evolucionar y recuperarse.
Se aprende a vivir juntos de nuevo; el tiempo y las atenciones serán solo para ellos; es momento de enamorarse otra vez.