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Comprensión, no compasión

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Los juegos Para Panamericanos, nos dan cada día un ejemplo de vida.

A estas alturas de la vida, con frecuencia nos despertamos con alguna nueva dolencia y, claro, nos quejamos de lo que nos pasa.

Sin embargo, muchos de los atletas que participan en esos juegos, han vivido con dolores durante muchos años.

No obstante ello, son capaces de elevarse por encima de sus limitaciones para ganar una medalla de oro.

Nuestro país es ejemplo en esos juegos y han ganado más medallas que muchos que no tienen ninguna discapacidad.

Cómo no maravillarse al ver correr en pista a personas con prótesis en sus piernas.

Cómo no hacerlo ante los nadadores que carecen de brazos o de algún otro miembro y sin embargo, surcan la alberca como verdaderos tritones.

Lo mismo sucede con los jugadores de voleibol, que juegan sentados en la duela.

Y así, muchos más, pues los ejemplos serían interminables.

Al verlos, no puedo dejar de preguntarme: ¿De qué nos quejamos nosotros?

Todos los días podemos levantarnos de la cama por nuestro propio pie y salir de casa sin necesidad de ayuda.

No obstante ello, rara vez nos percatamos de que podamos hacerlo así y olvidamos agradecerle a Dios por ello.

Creo que, viendo el esfuerzo de estos deportistas, deberíamos sensibilizarnos más en el respeto a sus derechos.

Y digo lo anterior, porque como afirmara uno de ellos, lo que nos piden no es compasión, sino comprensión hacia sus limitaciones.

Nosotros somos los que deberíamos compadecernos ante nuestra incapacidad de comprender los derechos que a ellos les asisten.

Respetar sus espacios para estacionarse para facilitarles sus traslados. No evadir la ley y construir las rampas y espacios que necesitan para ello.

Dar preferencia siempre a quienes se desplazan en sillas de ruedas.

Y entender que en cualquier momento podemos necesitar de esos servicios.

A propósito de estos temas, viene a mi mente cuando aprobamos en el Congreso Local, la ley para personas con discapacidad.

Eran los últimos días del mes de diciembre de 1996 y ese proyecto había sido trabajado sólo en el Congreso, en consenso con dependencias como la de Obras públicas, pero no era iniciativa del Ejecutivo.

En el mes mencionado, estaba ya por terminar la legislatura y anuncié que se presentaría para discusión y aprobación dicho proyecto.

"Ya no legisles", me dijo el Gobernador, a lo que le respondí:

"Doctor, esa ley fue una promesa de campaña y creo que debemos cumplirla"-- "Bueno" ---respondió-pero que sea lo último que sacan.

Y en efecto, hasta por cuestión de tiempo, esa fue la última ley que se aprobó por la LIII legislatura, en el último día de sesiones.

Pero eso fue así, porque todos estábamos convencidos de que Coahuila merecía esa ley a favor de las personas con capacidades diferentes.

Pero volviendo al punto de partida, creo fervientemente que los competidores parapanamericanos son un verdadero ejemplo de vida de los que todos deberíamos aprender, para vivir mejor nuestra situación.

Con alegría y optimismo, porque aún podemos valernos por nosotros mismos.

Y que para ellos, debemos tener toda la comprensión, sin ninguna gota de compasión, porque, repito, son un ejemplo pata todos.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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