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Con olor a tierra lagunera

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Con olor a tierra lagunera

Con olor a tierra lagunera

Luis Guillermo Hernández Aranda

“Parábola del moribundo resulta una excelente novela donde la memoria de la Comarca Lagunera nos hace retornar a un tiempo casi mítico de tan lejano”. Daniel Maldonado, escritor.

Hasta hace cinco años, la principal característica de La Laguna era la paz y la tranquilidad que se gozaba para vivir. En Torreón, Gómez Palacio y Ciudad Lerdo, los crímenes más comunes eran de violencia intrafamiliar, esporádicos robos a bancos y muy pocos asesinatos. Las balaceras se relacionaban a riñas entre borrachos. Aquí sólo se sabía de ejecutados y narcotráfico por las noticias nacionales. El crimen organizado se limitaba a pequeñas bandas de ‘puchadores’ que se movían dentro del narcomenudeo. Tal entorno permitía que los residentes gozaran de diferentes actividades en espacios públicos. El dinamismo nocturno era recurrente no sólo respecto a bares, sino a personas que acostumbraban sacar una silla en la noche para platicar con sus vecinos.

Esta era una forma de vida que por desgracia vemos ya lejana e incluso con nostalgia. Sin ser el tema principal del libro Parábola del moribundo, su autor, Jaime Muñoz, logra retratar ese ambiente que distinguía a nuestra localidad.

Ganador del Primer Premio Nacional de Novela Corta Rafael Ramírez Heredia en 2009, el volumen narra la historia de un poeta de 33 años de nombre Santiago que radica en la Comarca Lagunera y al no poder ganarse la vida mediante su vocación, como la generalidad de los escritores en provincia, debe hacer gala de su ingenio para obtener el sustento. Corrige manuscritos, imparte talleres, elabora reseñas e incluso desea desarrollar una novela, para ver si de allí obtiene algo.

Su suerte cambia cuando conoce a Vicente Caballero un señor de 70 años que lo contrata para que le escriba cartas de amor. Santiago ve en él la oportunidad de hacerse de unos cuantos pesos, pero nunca imagina que se convertirá en su amigo e incluso en su mecenas.

Por su parte Caballero nunca ha leído un libro, pero en contraste tiene una enorme experiencia en el arte de rendir culto al dios Baco. Es además un mujeriego empedernido que lo mismo trata de conquistar a una ‘señora de sociedad’, la cual se cree escritora, que a la mesera de un bar.

Al no tener problemas de dinero, Vicente invita a Santiago a la mayoría de sus recorridos al anochecer. Así el lector tiene la oportunidad de dar un paseo por La Laguna nocturna de antaño, esa donde era posible beber en bares y al salir buscar un establecimiento de menudo o tortillones para cenar.

La amistad entre los dos personajes resulta por demás extraña, ya que mientras Vicente tiene como lema vivir sin preocupaciones, Santiago tiende a la depresión e incluso refleja amargura.

LA CIUDAD COMO PROTAGONISTA

Nacido en Gómez Palacio en 1964, Jaime Muñoz tiene la virtud de recrear es sus historias las características de su región de origen. Usualmente sus creaciones huelen a tierra, a tolvanera, y es que Jaime se reconoce como lagunero y no evade sus raíces; por el contrario, se enorgullece, y a la par ironiza sobre ellas.

A pesar de que Parábola del moribundo fue galardonada en 2009, Muñoz la escribió 10 años antes. Durante una década la novela permaneció guardada en un cajón hasta que el también editor la sometió a un proceso de revisión y eliminó algunos pasajes.

El jurado que la premió estuvo integrado por Eugenio Aguirre, Óscar de la Borbolla y Hernán Lara Zavala, quienes determinaron que Parábola... “muestra un buen oficio literario, un discurso narrativo, interesante y ameno que fluye sin tropiezos y que demuestra talento, ingenio, y una dosis de humor y malicia por parte del autor”.

De esta forma la trama utiliza como escenografía el sector Alianza, la extinta discoteca Amnesia, Parras con su ya clásico Rincón del Montero, el table dance Blue Fox, las taquerías del centro de Torreón y espacios como el Teatro Isauro Martínez. Todo ello teniendo de fondo musical la típica cumbia lagunera pero sobre todo a la ciudad como su principal protagonista.

Ironía y sarcasmo están presentes en el texto. Hay además una severa crítica a las mafias de la cultura tan propias de la localidad. A la vez se señala al ‘seudoperiodismo’ que golpea con todo a los funcionarios cuando estos no reparten el consabido ‘chayote’, al periodismo como extorsión y modus vivendi que tanto denigra al oficio.

Jaime confiesa que al momento de escribir Parábola... buscó rendir homenaje a la vida nocturna de la región. Como consecuencia de la violencia que ha azotado a la misma, el libro se convirtió en un documento histórico. “La novela da fe de un ambiente que prácticamente ya no podemos gozar como lo hacen los personajes de la historia. A mí me asombra mucho, después de releerla, que a pesar de que los personajes anden a las tres de la mañana por el rumbo del mercado Alianza o los peores antros de la ciudad, en ningún momento se preocupen por su seguridad, porque no existía el miedo”, reflexiona Muñoz.

Parábola del moribundo es una obra ágil, con tintes realistas debido a que los espacios donde se desenvuelve la narración existen o existieron. De fácil lectura, el volumen no sólo ofrece al lector humor y reflexión, también le producirá nostalgia por la paz perdida, por aquella diversión tras el ocaso que se fue con la llegada de la violencia, la cual genera temor en la mayoría de la población.

Correo-e: lharanda@elsiglodetorreon.com.mx

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