La maestra Elba Carmona, fue reconocida como Ciudadana Distinguida durante el aniversario de la ciudad de Gómez Palacio.
Fue la mayor de 7 hermanos. Estudió en la primaria Emilio Carranza y la secundaria en la 18 de Marzo. "Vine a dar a la docencia por mero accidente".
Su madre quería que fuera enfermera, pero se sentía desmayar al ver sangre y declinó. Tenía 15 años.
Posteriormente sus padres decidieron inscribirla en otra escuela para estudiar Comercio. "No me gustaba. Sí aprendí, pero duré sólo 6 meses y mis padres acabaron por decirme que le ayudara a mi abuela a vender ropa y calzado".
Fue en la escuela "Mariana León de Chávez" que ocurrió el "accidente" que le dio la pauta a seguir por el camino de la enseñanza. La escuela tenía pocos meses de haberse inaugurado y su abuela tenía mucha clientela de ahí.
"Me dicen un día, vaya usted a cobrar y fui a buscar a los maestros. Ahí estaba la directora, Inés Saláis de Dávila, nerviosa porque le habían faltado dos maestros".
"Inesita", como era conocida la directora, explicó a Elba, entonces de 16 años de edad, que no podía ir a recoger la nómina al edificio Durango con la que se pagaba a los maestros y que estaba apurada porque tenía dos grupos de alumnos solos.
"Me dijo '¿qué te parece si en lo que voy a traer la nómina y cambio el cheque en el banco tú me cuidas un grupo?'".
Había un grupo de segundo y otro de quinto año. Elba prefirió cuidar este último, lo que de inicio no le pareció acertado a la directora por su edad.
"Me dijo te vas a topar con chico que es muy tremendo. Nunca se me ha olvidado cómo se llama: Alfonso Virgil. La maestra me dijo que los muchachos no me harían caso". Sin embargo, la convenció.
Al regresar, la maestra se sorprendió de que Elba tenía al grupo controlado explicándoles una clase improvisada de Español, se trataba de una leyenda.
"La maestra habló conmigo y me dijo 'tú tienes madera de maestra...lo traes".
La directora le ofreció a Elba trabajar en la escuela a través de un interinato porque la otra maestra estaba delicada de salud. Accedió pues en ese tiempo se podía dar clases contando sólo con la educación secundaria. Se preparó mucho. Trabajaba y estudiaba al mismo tiempo "pero yo me sentía contenta".
Luego conoció a su esposo, el profesor Hugo Rodríguez Ríos, con quien contrajo nupcias en 1964.
Al paso de los años ambos enfermaron, él de diabetes -de lo que posteriormente murió- y ella del riñón. "Él estaba en una habitación en el Sanatorio Español y yo en otra".
La maestra Elba requería de un trasplante y su economía se había deteriorado a la par que su salud. Fue su hermano Juan Antonio quien le donó el riñón. "Fue maravilloso", dice la maestra al recordarlo.
"Ya no tuve para pagar el Sanatorio Español y me fui al Seguro Social".
"Yo era una persona que compraba vestidos en Nueva York, pero a veces Dios nos pone pruebas y te baja. En el Seguro me pusieron una bata rota, me subieron a quirófano y pensé ¿saldré?, sin embargo en ese momento sólo dije 'Dios en tus manos estoy', ahí no había hijos, marido, amigos, nadie, pero yo le dije 'Señor, si crees que debo seguir con mi vida qué bueno y si no, también, pero no me sueltes'". La operación que realizó el doctor Federico Juárez fue un éxito.
Dios le dio una segunda oportunidad para seguir enseñando."Mis amores son mis hijos, pero mi pasión son los alumnos... siempre aprendo de ellos".
ELBA CARMONA
Ciudadana Distinguida