Blasfemia. La violencia insensata en cualquier lugar del mundo es inaceptable, lo cual no es igual a una protesta pacífica, señalan.
El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, condenó ayer la destrucción de una estatua de la Virgen la víspera durante la manifestación de 'indignados' en Roma, gesto calificado de 'blasfemia' por el cardenal Agostino Vallini.
'La violencia ocurrida ayer en Roma es inaceptable e injustificada. Condenamos toda la violencia y también aquella contra los símbolos religiosos', afirmó el director de la sala de prensa de la Sede Apostólica.
La tarde del sábado una marcha convocada por los 'indignados', para sumarse a las protestas en decenas de ciudades alrededor del mundo, degeneró en actos de vandalismo que incluyeron la destrucción de negocios, quema de vehículos y choques con la policía. En medio de la revuelta en las calles del centro de la capital italiana un grupo de quejosos irrumpió en la parroquia de los santos Marcelino y Pedro, donde causó destrozos varios.
En un video del momento del ataque, difundido por la prensa italiana, se puede observar cómo un encapuchado sale de uno de los locales anexos al templo con una estatua de la Virgen de Lourdes de cerámica y la arroja a la calle para luego pisotearla, junto a otros manifestantes.
Por la tarde del sábado el vicario del Papa para la diócesis de Roma, Agostino Vallini, deploró el hecho al cual tachó de 'una ofensa para los creyentes'.
'El cardenal ya expresó bien el sentimiento de tristeza por lo ocurrido ayer. Compartimos la condena por la violencia insensata e inaceptable y los actos de ofensa a la sensibilidad de los creyentes', dijo por su parte el vocero Lombardi.
Ayer las autoridades informaron que -como resultado de los enfrentamientos del sábado- se registraron 70 heridos, de los cuales dos graves, 12 personas fueron arrestadas y los daños fueron calculados en más de dos millones de euros (2.7 millones de dólares).
Las manifestaciones deben realizarse con respeto a las imagenes religiosa en el mundo.
Ap
Reclaman un cambio
Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en ciudades de todo el mundo para reclamar un "cambio global", inspirados por los "indignados" españoles y el movimiento "Ocupen Wall Street" de Nueva York. Los manifestantes demandan el fin del poderío de la banca, más empleos y más inclusión social.
En España, la Puerta del Sol de Madrid, donde hace justo cinco meses nació el "movimiento de los indignados", se inundó ayer con decenas de miles de personas que, a un mes de que en España se celebren elecciones generales, regresaron al epicentro de las protestas que surgieron en mayo pidiendo un cambio político y social.
Según los organizadores, más de medio millón de personas participaron en la marcha de Madrid. Las autoridades no dieron cifras.