GUERRERO SÚBITO- Estimados amigos, llegar a un equipo de futbol no es tarea fácil, y aún menos lo es permanecer por tiempo prolongado en una institución y convertirse en uno de sus máximos referentes.
En la pretemporada del torneo 1993-94, efectuada en la Serena, Chile, con el Club Santos Laguna, tuvimos oportunidad de presenciar el partido entre Coquimbo y Unión Española, el atractivo era ver a Toto Sierra, en esos tiempos figura indiscutible de la selección chilena, y que fue recibido duramente por la afición porteña por su participación en Copa América, a don Ricardo Luna y a un servidor nos llamó poderosamente la atención la rapidez, habilidad y técnica de uno de sus compañeros, un jugador chaparrito, rubio platinado, que en esa noche con sus incursiones en terreno enemigo nos hizo olvidar el frío.
Es la primera imagen que recuerdo de Rodrigo Patricio Ruiz de Barbieri, nacido un 10 de mayo en Santiago de Chile, el año importa sólo en el sentido que toman las cosechas de los buenos vinos de su tierra natal, podríamos decir, tanto por su valor como profesional del deporte como por sus callados actos fuera de la cancha, que es una preciada botella de altísimo valor sobreviviente de ese año.
El pasado viernes en Aguascalientes, justo frente al Necaxa, coincidentemente equipo contra el que debutara en tierras mexicanas en la temporada 94, cumplió con una discreta participación en 600 partidos en el futbol mexicano, entrando a un selecto grupo de profesionales entre los que destacan Benjamín Galindo y Miguel España.
Espero que en su próxima aparición en el Nuevo Corona sea recibido con todos los honores y me atrevo a pedir, en un sentimiento que creo compartido por un buen número de aficionados, que sea entronizado en activo como un Guerrero de honor, sus méritos y trayectoria son sólidos y suficientes, en algo que sería un gran aliciente en la etapa final de su carrera.
¡Muchas felicidades Rodrigo! Al igual que a tu familia que te han acompañado solidariamente, y que como tú, han adoptado nuestra tierra como propia, sumándose a nuestra gente, y te repito lo dicho antes del partido, es para mí un orgullo haber sido tu compañero, pero sobre todo el hecho de ser tu amigo. ¡Hasta la próxima!
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